Muchas ocasiones se le pide a los directivos que tomen decisiones, pero en algunas ocasiones los técnicos deberían de mostrar dignidad.

Un poco de dignidad y renunciar.

A Ángel Guillermo Hoyos le hicieron un favor al darle a dirigir al Atlas . ¿Cuáles eran sus méritos para tomar a uno de los equipos históricos del futbol mexicano?

Ninguno y menos que eso.

Su carta de presentación para llegar a la banca rojinegra es que había trabajado en el Barcelona, pero pudo ser como jardinero porque más allá de eso no ha demostrado nada. Ha dirigido trece clubes en su carrera, incluyendo a los tapatíos, por todo el mundo: Grecia, Chipre, Chile, Colombia, los Estados Unidos y sus logros han sido ganar dos títulos, uno en Bolivia y otro en Chile.

No más.

En el Atlas sólo ha endulzado el oído de los pocos que aún le creen y reventado futbolistas, exhibiéndolos en el terreno de juego, ante la vista de todos.

Llegó en la fecha 9 del torneo pasado, y su marca fue de dos victorias, tres empates y cuatro derrotas. Para este torneo, también en 9 encuentros, ha ganado 3, empatado uno y perdido cinco, para 10 puntos que coloca a su equipo en el lugar 15 del torneo.

Una auténtica farsa.

A esto hay que agregarle las cuatro derrotas seguidas que acumula.

Después de un inicio regular: tres victorias, un empate y una derrota, se le vino el mundo encima. Los Rojinegros no han sumado ni un punto desde la fecha 5 en la que ganaron al Morelia, después de ese juego han venido descalabros contra Puebla, Guadalajara, Tigres y el último, el pasado viernes contra Tijuana.

En lugar de esperar que la directiva rojinegra lo eche, para así cobrar su indemnización, lo prudente sería renunciar. La historia del Atlas y la inversión que han hecho no merece que un técnico extranjero que no ha demostrado nada, siga de vividor bajo el ala de este equipo.

A veces hay que tener dignidad, y no esperar a que lo corran… Hay que renunciar.

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