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Aunado a las protestas de los clubes que fueron afectados, existe otro factor muy importante que provocó las garrafales pifias cometidas por los árbitros en el más reciente fin de semana, según Gilberto Alcalá, analista de EL UNIVERSAL Deportes: la falta de credibilidad en el medio.
“Hay muchas cosas por trabajar, pero insisto en el tema de la credibilidad. Hoy está en tela de juicio y estamos por terminar el torneo ¿así seguirá?”, cuestiona el ex silbante. “Ahí empiezan las suspicacias de qué está pasando con el arbitraje. Hay jugadas concretas”.
Como la del penalti sancionado por Francisco Chacón en el último minuto del Toluca-Morelia. Sí, Pablo Barrientos lo falló, pero eso no exime al juez central.
“En Toluca se sanciona un penalti de último minuto, pero no era. La pelota le pega primero en el pecho, luego en la mano [a Mario Osuna]”, relata. “El árbitro salía hacia donde iba la pelota, pero algo sucede con su diadema, se regresa y marca penalti”.
Durante el Guadalajara-Tijuana, Fernando Hernández anuló un gol legítimo de Juan Lucero, atacante de los Xoloitzcuintles.
“Se da un gol por bueno, el asistente [Juan Carlos Salinas] corre hacia la media cancha, el árbitro lo da por bueno y —después de cierto tiempo, además de una plática entre ellos— deciden anularlo, cuando estaban en lo correcto: no era fuera de juego”, lamenta.
A Guido Milán, defensa argentino del Veracruz, le ha sido retirada la injusta expulsión por parte del juez César Ramos durante el choque contra La Fiera.
“En León, el Veracruz sufre una expulsión cuando su jugador ni siquiera hace contacto con el Chapo Montes”, afirma Alcalá.
