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Hay un solo hombre que decide cuándo la Selección Nacional debe pisar el acelerador y en el momento en que tiene que frenar. Controla el destino del Tricolor, porque —con sus manos y pies— guía a todos lados a esos jugadores que representan a México ante los ojos del mundo.
Se llama Eustaquio Garduño y es el chofer del combinado. Tiene una cabellera platinada, usa lentes oscuros y siente que está en uno de los mejores trabajos del mundo.
Tiene una peculiaridad futbolera: le dicen el Vuce, por su parecido —a juicio del ex seleccionador Javier Aguirre— con el Rey Midas, Víctor Manuel Vucetich.
“Llevo más o menos 10 años aquí con la Federación Mexicana de Futbol. Una vez, el profesor Vasco me dijo: ‘tú eres el Vuce‘”, rememora, con una sonrisa, el conductor, en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL Deportes.
“Le respondí ‘no, yo soy Eustaquio Garduño, a sus órdenes’. Pero Aguirre me comentó que cómo no, que tenía toda la pinta de Vucetich. Lo digo con todo respeto para ambos profesores, quienes me hicieron vivir experiencias muy bonitas como ser humano. Se me quedó ese apodo”, describe.
Taqui, como también se le conoce entre sus compañeros, siempre quiere complacer a los seleccionados. Por eso, el andar del autobús tricolor debe contar con la música predilecta de ellos y tiene que ser variada, porque cada uno tiene gusto por géneros distintos.
Como conductor del Tri, el Vuce conoce algunos detalles que se suceden en la intimidad del combinado que hoy dirige Juan Carlos Osorio. Descubre quiénes son los que ponen el “desorden”, los que echan relajo en el camión.
“Uno que es muy vacilón, pues es [Andrés] Guardado, otro Giovani dos Santos, Jonathan [dos Santos]. Ellos quieren ver siempre a todos sonreír. Es su personalidad y es lo que se debe ver en un equipo como mi Selección”, aplaude.
Pese a convivir con el Tri mayor, Garduño atesora la aventura de la Sub-17 que conquistó el Mundial de la categoría en 2011.
Ahora, el Vuce va por otra gira con la Selección Mexicana, en el Mundial de Rusia. Será quien lleve a los jugadores a todos lados. Espera que lleguen más allá del quinto partido. Promete ponerles su salsa, cumbia, pop y reggaetón, para inspirarlos.
