La boxeadora mexicana, Esmeralda Falcón

, fue eliminada en dieciseisavos de final en los y desde ese momento, bajó del ring y se cambió el chip a París 2024.

La oriunda de Xochimilco

llegaría a la siguiente justa olímpica con mayor experiencia y sin el compromiso de ser en el pugilismo.

“Tuve un compromiso grande al ser la primera mujer, pensaba en que tenía que echarle más ganas para que no se cuestionara nuestra participación en un deporte que se sigue contemplando como varonil únicamente muchas veces. ¿Qué sentí en la pelea? Yo creía que iba a estar más nerviosa, pero fue distinto, quería subir, sentía como que mi cuerpo me exigía. Sentí una enorme tranquilidad y me sentí muy feliz con mi pelea”, declaró en videoconferencia.

Sin embargo, no todo es color de rosa para la peleadora tricolor. Después de su participación en Tokio 2020, ha alzado la voz sobre las carencias que se viven en la Federación Mexicana de Boxeo.

“En un inicio estuve analizando las peleas y viendo en vivo. Deficiencia técnica no la tenemos, pero sí tenemos una deficiencia en nuestra parte física. Yo considero que me faltó hacer trabajos específicos de movilidad, fui al choque, pero mi boxeo fue muy estático, y en amateur es diferente, ahora las decisiones que he tomado es pedir a mi federación el uso de un preparador físico que esté especializado en esa parte. Entrenar fuera del Comité local también lo pedí. Vamos retrasados en comparación a otros países y no se diga en el uso de a tecnología”, aseveró.

La ‘Pantera’, de 26 años

, también reconoció a la gimnasta estadounidense, Simone Biles, quien en plenos Juegos Olímpicos abandonó algunas participaciones por su salud mental.

“Cabe el tiempo de analizar qué tan sano es el deporte porque son muchas emociones y más en una competencia tan grande. Se nos deja ver como humanos, como máquina y que siempre estemos con disposición y al 100 . Admirable su acción (de Biles), desafortunadamente caemos en querer satisfacer a los demás aunque no estemos bien. Estamos programados a hacer bien las cosas y actuar aunque todo esté mal, seguimos teniendo esa parte donde nos debilitamos y necesitamos ese momento de paz, nos vamos convirtiendo en personas exigente y no perdonamos nuestros fallos y que en realidad necesitamos un apoyo incondicional”, explicó.

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