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La primera derrota de Gerardo Martino como técnico de la Selección Nacional fue un reverendo escándalo. El 0-4 que Argentina le propinó a México se dio en 45 minutos de terror, los primeros del partido, que hicieron recordar el 7-0 ante Chile que rompió la armonía en el proceso de Juan Carlos Osorio , el ciclo anterior.
Lautaro Martínez
en tres ocasiones y Leandro Paredes de penalti, sacudieron la tranquilidad con la que el Tata había navegado como entrenador del conjunto tricolor. Pero no solo le perturbaron los atacantes argentinos, sino los errores propios y la falta de un invividuo en la cancha, que con un par de kilos de personalidad pusiera orden sin necesidad del mediotiempo.
Cada llegada de los argentinos, que pasados los 15 minutos de juegos no eran muchas, era toda una pesadilla para la zaga mexicana. Pelota parada o en movimiento, realmente eso no importaba. En cada pelota a la zona de seguridad, la disfunción era tal, que termina a en intento a portería de los sudamericanos, más enganchados en lo mental.
La descoordinación individual y grupal de los mexicanos en zona de seguridad fue brutal. El triángulo que debían formar Edson Álvarez , Néstor Araujo y Carlos Salcedo adelante del área mexicana -que debe darle salida y solidez-, se desmoronó en errores infantiles que abrieron la puerta a los argentinos.
Araujo
falló en dos ocasiones, Salcedo colaboró en un par más (con todo y la mano del penalti), y Álvarez erró en lo que menos debía: ser esa pieza que diera tranquilidad al equipo. Así cayeron los goles, con un Lautaro de primer nivel comandando una selección que se comió a su rival en lo sicológico y lo trasladó a lo mental.
Para el complemento, Martino apretó al equipo y Argentina aflojó en el juego. No hubo más goles, pero si algunas opciones para la albiceleste, mientras los mexicanos luchaban por encontrar el descuento, el cual no llego, pero aunque lo hubieran tenido, no maquillarnos el terror que vivieron en los primeros 45 minutos de la primera derrota del Tata como técnico de México .