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La sensación en el América no ha cambiado. Los mismos rostros desconcertados aparecieron en sus jugadores. Extraviaron la forma de ganar y la frustración siguió en Santa Úrsula.
Ninguna sonrisa en la serie semifinal de Concachampions ante Toronto, lo mismo ante Necaxa la semana pasada y anoche tampoco cambió frente a Rayados (0-0), que jugó casi una hora con 10 hombres.
Empate que sabe a poco y posterga la clasificación matemática emplumada por tener 26 puntos. Murmullos en el Estadio Azteca , que tuvo una entrada pobre, como si no jugara el equipo más grande de la capital.
El equipo de Miguel Herrera tuvo en su plantel a un chico que promete, mas está lejos de ser decisivo: Diego Lainez .
Ese niño tuvo el don de desquiciar a la defensa de Rayados (25 unidades). Fue un demonio que desbarató a los zagueros con la inocencia de un niño de 17 años, quien cree que todo el posible.
Pidió el balón, encaró y se quitó rivales de encima, encendió a la tribuna y dio a Santa Úrsula la sensación de que es presente y futuro del equipo. Sólo tuvo un defecto, el mismo que ha acarreado desde que inició su carrera: decide mal en el último sector de la cancha, en el pase o tiro letal.
El juvenil atacante azulcrema tomó tres decisiones deficientes. Entregó mal el esférico o disparó a puerta, cuando estaba mal plantado sobre el terreno de juego. Y cuando, por fin, acertó, Mateus Uribe mandó afuera su remate en el centro del área. Lainez se quedó sin asistencia.
Pero ese muchacho que poseyó el descaro como principal arma hizo demasiado daño al Monterrey . En una acción plagada de habilidad, el niño americanista hizo un rehilete para quitarse a tres rayados. Jesús Molina no soportó la humillación y le propinó un severo planchazo en un tobillo al adolescente.
El silbante, Jorge Isaac Rojas , nunca dudó en expulsar al contención de los regiomontanos.
Aún con 10 elementos, Monterrey pudo tener un penalti a favor, en una acción en la que Bruno Valdez hizo contacto con la cadera de Avilés Hurtado en el área azulcrema. Polémica instantánea, pues el juez decidió no señalar la pena máxima, previo al descanso, con la paridad 0-0.
Para el complemento, Rayados ajustó y el América tuvo menos llegada, aunque Lainez volvió a ser la pieza ofensiva mas relevante de las Águilas.
Los norteños, mejor parados, tuvieron algunas opciones de irse en ventaja. Sus intentos quedaron cortados por los defensivos de Coapa, sin preocupaciones para Agustín Marchesín.
La fuerza americanista se diluyó. Jamás pudo con el cerrojo del Monterrey. Se quedó con una unidad solamente y con una nueva frustración como acompañante.