El día después de arbitrar Independiente – Arsenal por la Primera División argentina ,
se despertó temprano. Enseguida notó cuatro llamadas perdidas de su marido Javier Uziga, árbitro asistente como ella. En regreso por ruta tras dirigir en Paraná, le devolvió el llamado preocupada. Y Javier la atendió eufórico…
-¡Te vas al Mundial de Clubes, Mariana! ¡Al Mundial de Clubes!
"No entendía nada, no había visto todavía los mensajes ni el correo con la designación oficial”, dice entre risas De Almeida, horas antes de viajar a Qatar. “No tenía ningún indicio, y más allá de la sorpresa, sentí una felicidad y un orgullo enormes”, agrega la jueza de 38 años.
De Almeida, junto a las brasileñas Edina Alves Batista (árbitra) y Neuza Back (árbitra asistente), serán las primeras mujeres en integrar el elenco arbitral de una Copa Mundial de Clubes de la FIFA, cuya edición 2020 comenzará el próximo 4 de febrero.
“En lo personal, lo tomo como un reconocimiento a mi carrera, y otra linda prueba de confianza en mi trabajo. Todo dentro de un contexto en el cual son cada vez más las árbitras convocadas para torneos masculinos. Esto no pasaba cuando comencé, y ojalá sirva de motivación para que más chicas o mujeres se dediquen al arbitraje”.
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De hincha y periodista a… ¡árbitra!
¿Cómo nació la relación de De Almeida con el futbol? “No tuve influencia familiar y no soy buena jugando, pero siempre me gustó. Iba a ver cualquier partido, sobre todo con amigos de la secundaria. Y decidí que haría algo relacionado con el deporte”.
Así, en 2000, empezó periodismo deportivo. “Una de las clases era arbitraje, más que nada el reglamento, y me gustó. Pero sentí que, si iba a ser una mujer hablando del tema, debía profundizar”, explica De Almeida.
“Le dije al profesor, un ex árbitro, y le pareció buena idea, entonces me recomendó hacer el curso en la Asociación Argentina de Árbitros. ‘Por ahí descubrís algo nuevo’, me dijo. ¡Tenía razón!”, exclama risueñamente.
De Almeida no enfrentó miedos ni prejuicios, propios o ajenos. “Una secretaria tomó mi solicitud, y me sentí súper bien desde el primer minuto. No me miraron raro ni me dijeron ‘qué hacés acá’. Lo mismo que en periodismo, donde tampoco había tantas chicas. Sentí todo muy normal”.
Sobre todo, cuando empezaron las prácticas. “Ahí le tomé el gusto en serio, y empecé a pensarlo como una carrera. A esa altura hacía una pasantía en un diario deportivo, pero sabía que no serían compatibles. Entonces me decidí por el arbitraje”.
Pero el silbato no era lo suyo. “De movida me gustaba colaborar con el árbitro, cumplir ese rol secundario que, a veces, pasa a ser primario, porque nuestras decisiones son importantes. ¡Me encantaba cómo se veía la acción desde la línea!”, enfatiza la árbitra asistente.
Suma de experiencias
De Almeida se considera afortunada en el arbitraje. “Nunca me pasó nada extraño, ni me fui llorando, diciendo ‘no quiero saber más nada’. Más bien lo contrario”. Incluso cuando comenzó en 2006 a dirigir inferiores, como árbitra de AFA. “Las madres se alegraban de ver una mujer, aunque después se enojaban si les cobraba en contra”, aclara con humor.
Humor que no pierde al recordar alguna situación graciosa que atravesó en el ascenso, donde las líneas están cerca de las tribunas. “Sacaba la tarjeta para anotar algo y me gritaban números de teléfono… No podía evitar reírme”.
Al arbitrar, De Almeida no distingue entre hombres y mujeres. “El reglamento es uno solo. En Argentina, a muchas jugadoras las conozco bien, ¡si crecimos juntas! Lo mismo que a muchos jugadores. En la cancha hay respeto. Hace tiempo que dejamos de ser algo extraño”.
Si bien es árbitra asistente FIFA desde 2008, su primer torneo FIFA fue la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA 2012, un evento con recuerdos que la acompañan hoy. “Más allá de la emoción, fui suplente de la final, nos regalaron un banderín y lo uso desde entonces”.
Después pasaron la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2015, el Torneo Olímpico de Fútbol Femenino 2016 y la Copa Mundial Femenina Sub-17 2018, antes sumar su segundo Mundial de mayores en 2019, donde integró el equipo VAR de la final. “Un privilegio que confiaran en mí para usar una herramienta con la que recién tenía contacto”.
Libertadores, Qatar y después
En septiembre de 2020, De Almeida protagonizó otro hito: junto a su compatriota Daiana Milone, se convirtieron en las primeras en integrar una terna arbitral por Copa Libertadores (había antecedentes por Copa Sudamericana, antes que la pandemia frenara la competencia).
A ella le tocó Racing Club – Nacional, un duelo de peso. “Es cierto que se debió a casos de Covid-19, pero confiaron en nosotras pese a que hacía siete meses que no dirigíamos, y de lo que significa asignar jueces del país del equipo local. Pero esa designación se corroboró luego con otras, sin Covid de por medio”, resalta.
Tras dirigir la primera final del futbol profesional femenino argentino entre Boca y River, De Almeida solo piensa en Qatar. “Hay algo de ansiedad, pero quiero disfrutarlo, más allá de la responsabilidad”. Reconoce que formaron un grupo de WhatsApp con Alves Batista y Back, “para hablar solo del Mundial. Las conozco, hice de VAR de ambas en el Mundial, pero también de verlas en otros torneos pese a no formar ternas”.
Más allá del Mundial de Clubes, De Almeida sabe lo que quiere. “Dirigir hasta que me de el cuerpo, más ahora que el VAR abrió otra posibilidad. Pero más allá de mis objetivos, me gustaría que haya una árbitra en la Copa América o en Qatar 2022. Son oportunidades que se abren y dejan algo para las generaciones que vienen”.