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Llegar a las Chivas es lo mejor que le ha pasado a Cristian Calderón —de acuerdo con sus palabras—, porque es el equipo grande de la Liga MX, un fenómeno social, en el que si haces las cosas bien y dejas huella con títulos, lo considerarán ídolo... Aunque no fue fácil arribar al club.
Esta noche, el Guadalajara juega el partido de ida de los octavos de final en la Copa MX contra los Dorados de Sinaloa, duelo en el que el Chicote será titular por primera vez con su nuevo equipo.
El lateral izquierdo recordó sus inicios, en los cuales siempre recibió el apoyo de sus padres, quienes, con trabajo, le compraban unos zapatos —de los más económicos, porque no había para más— para que jugara. También rememoró cuando su mamá y él se iban caminando hasta el lugar de los entrenamientos en Tepic, porque no les alcanzaba para el camión, o cuando le daban dinero algunos entrenadores para el pasaje.
“Antes, no tenía para unos zapatos y me iba a comprar unos que eran muy baratos, me costaban 100 o 150 pesos, pero para mí era muchísimo. Me siento orgulloso de dónde vengo”, afirmó el nayarita. “Al estar en Chivas, obviamente recuerdo y a veces me río de que digo ‘dónde estaba’, y sí, de eso se trata la vida. Me pongo a pensar en lo que hemos batallado, en lo que han batallado mis papás”.
Su padre es de oficio ladrillero, su madre se dedicaba al hogar y Cristian precisó que, cuando le dijo a su papá que jugaría para el Guadalajara, el sentimiento se apoderó de ambos, porque era un triunfo estar en el más grande “y cómo decirle a Chivas que no”.
“Mi familia es de recursos muy bajos. Mi papá es ladrillero, mi mamá es ama de casa, no trabaja, tengo una hermanita que ahorita está en secundaria”, compartió. “Toda mi familia ha sido así, siempre hemos batallado por el trabajo. Hay veces que en tiempos de lluvia no puedes vender un ladrillo o es difícil que salgan”.
“Cuando me dijeron que venía para acá, la primera persona que se me vino a la mente fue mi papá, porque siempre ha sido chivista”, agregó. “Él estaba conmigo. Sí cambió su semblante y me dijo: ‘Qué buena noticia me das’”.