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El Barcelona disputará su quinta final consecutiva de la Copa del Rey al vencer hoy por 2-0 en su visita al Valencia, que vio evaporadas sus ilusiones con un gol de Philippe Coutinho al comienzo de la segunda parte y otro más de Ivan Rakitic en el tramo final.
El 1-0 de la ida a favor del Barcelona dejó abierta la eliminatoria y a ello se aferró el Valencia en Mestalla. Pero el equipo azulgrana es tan fiable que con firmeza defensiva, posesión y veneno en ataque es capaz de resolver cualquier partido. Así sucedió en Mestalla. Esta vez Luis Suárez no hizo goles, pero dio dos asistencias magníficas.
La primera parte no pareció una vuelta de semifinales de Copa. Durante la víspera se había pronosticado una gran tensión que no existió. Buena parte de ello hay que atribuirla al poder anestésico que tuvo el Barcelona con su posesión. Así impidió una salida en tromba de su rival.
Es cierto que el Valencia tuvo la mejor ocasión de la primera parte con un espectacular cabezazo de Rodrigo Moreno que se estrelló en el palo. Ahí quedaron enterradas buena parte de las esperanzas locales.
El Barcelona, guiado por un hiperactivo Messi, tuvo la pelota para defenderse. Antes del descanso solo registró dos tiros entre palos: un lanzamiento de falta de Messi y un disparo de Suárez. Ambas jugadas las resolvió Jaume Domenecq con relativa comodidad.
El comienzo de la segunda parte pareció insinuar la posibilidad de ver a un Valencia más atrevido, pero todo acabó a los cinco minutos de la reanudación. Suárez progresó y vio un magnífico desmarque de Coutinho, quien remató con habilidad para firmar su primer gol con la camiseta azulgrana.
Aquello fue el final de la confrontación. Al Valencia sólo le quedó el orgullo para intentar evitar su sexta derrota consecutiva dentro de la pésima racha que atraviesa. Por su parte, el Barcelona jugó a dejar pasar el tiempo, consciente de que ya tenía la clasificación en el bolsillo.
Por si acaso, también contó con un superlativo Jesper Cillessen, su arquero en la Copa, quien no desmereció en comparación con Marc-André Ter Stegen. Con un par de grandes intervenciones, el arquero holandés impidió cualquier atisbo de reacción local.
La sentencia del triunfo azulgrana llegó a ocho minutos de final con un robo de balón de Suárez, quien además tuvo fuerza para poner un balón de gol sobre un Rakitic que no desperdició tan enorme regalo.
Mestalla se vació entonces para reconocer el mérito del Barcelona, que jugará su quinta final de Copa consecutiva en su deseo de lograr su cuarto título seguido. Su sueño del "triplete" sigue vivo.
El 1-0 de la ida a favor del Barcelona dejó abierta la eliminatoria y a ello se aferró el Valencia en Mestalla. Pero el equipo azulgrana es tan fiable que con firmeza defensiva, posesión y veneno en ataque es capaz de resolver cualquier partido. Así sucedió en Mestalla. Esta vez Luis Suárez no hizo goles, pero dio dos asistencias magníficas.
La primera parte no pareció una vuelta de semifinales de Copa. Durante la víspera se había pronosticado una gran tensión que no existió. Buena parte de ello hay que atribuirla al poder anestésico que tuvo el Barcelona con su posesión. Así impidió una salida en tromba de su rival.
Es cierto que el Valencia tuvo la mejor ocasión de la primera parte con un espectacular cabezazo de Rodrigo Moreno que se estrelló en el palo. Ahí quedaron enterradas buena parte de las esperanzas locales.
El Barcelona, guiado por un hiperactivo Messi, tuvo la pelota para defenderse. Antes del descanso solo registró dos tiros entre palos: un lanzamiento de falta de Messi y un disparo de Suárez. Ambas jugadas las resolvió Jaume Domenecq con relativa comodidad.
El comienzo de la segunda parte pareció insinuar la posibilidad de ver a un Valencia más atrevido, pero todo acabó a los cinco minutos de la reanudación. Suárez progresó y vio un magnífico desmarque de Coutinho, quien remató con habilidad para firmar su primer gol con la camiseta azulgrana.
Aquello fue el final de la confrontación. Al Valencia sólo le quedó el orgullo para intentar evitar su sexta derrota consecutiva dentro de la pésima racha que atraviesa. Por su parte, el Barcelona jugó a dejar pasar el tiempo, consciente de que ya tenía la clasificación en el bolsillo.
Por si acaso, también contó con un superlativo Jesper Cillessen, su arquero en la Copa, quien no desmereció en comparación con Marc-André Ter Stegen. Con un par de grandes intervenciones, el arquero holandés impidió cualquier atisbo de reacción local.
La sentencia del triunfo azulgrana llegó a ocho minutos de final con un robo de balón de Suárez, quien además tuvo fuerza para poner un balón de gol sobre un Rakitic que no desperdició tan enorme regalo.
Mestalla se vació entonces para reconocer el mérito del Barcelona, que jugará su quinta final de Copa consecutiva en su deseo de lograr su cuarto título seguido. Su sueño del "triplete" sigue vivo.