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Los Chiefs de Kansas City y los 49ers de San Francisco protagonizarán el undécimo Super Bowl de la historia en Miami , cifra récord para cualquier sede.
Pero mucho ha cambiado desde la última vez que la Ciudad del Sol recibió un partido por el Vince Lombardi.
El Hard Rock Stadium será uno de los cambios más significativos con respecto al —entonces— Sun Life en el que, el 7 de febrero de 2010, Drew Brees y los Saints derrotaron a los Colts de Peyton Manning (31-17).
Son muchas las manos que se han empleado para crear un escenario digno de la opulencia en la estética que la modernidad exige a los estadios, y muchos los dólares que se han invertido en su optimización.
550 millones en la última década, para ser precisos. Cuatro pantallas gigantes, un techo, varias suites, un centro comercial, un teleférico y 10 años después, el recinto deportivo más importante del sur de Florida volverá a ser, por algunas horas, el hogar del juego más importante del futbol americano profesional.
“Toda la gente que no ha estado aquí desde el Super Bowl anterior se sentirá en un estadio completamente diferente”, prometió Tom Garfinkel, presidente de los Dolphins, durante los trabajos de renovación en el inmueble.
El único número que se ha reducido en este lapso es el de la capacidad total, que pasó de 74 mil a 65 mil aficionados, aunque esto no representará un obstáculo para el espectáculo en un sitio al que —como resultado de los rayos solares— le escurre lujo por el verde agua que cubre los asientos desde los cuales se verá el choque entre los mejores equipos de la NFL.
(Antes Sun Life)
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