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ariel.velazquez@eluniversal.com.mx
Atlanta.— En tiempos en los que los cascos no llevaban protección para la cara y los boletos para un partido no costaban más de 10 dólares, se abrió camino en la NFL Tom Fears, el único jugador nacido en México que forma parte del Salón de la Fama, quien puede considerarse el primer vínculo de nuestro país con los Rams.
De regreso a Los Ángeles desde 2016, la franquicia ha tratado de convertirse en una de las instituciones deportivas más seguidas de la ciudad, pero ha olvidado presumir la grandeza de un jugador que murió con la marca de la organización de más recepciones en un solo juego (18), la tercera mejor de toda la NFL, por debajo de Brandon Marshall (21) y Terrell Owens (20).
Thomas Jesse Fears nació el 3 de diciembre de 1922, en Guadalajara. Hijo de un ingeniero estadounidense que trabajó en la capital de Jalisco y la mexicana Carmen Valdés, Tom emigró a los seis años de edad a California, como otros miles de connacionales que cruzaron la frontera para ser parte de una comunidad en la que el español y el inglés conviven, como las taquerías con los restaurantes de hamburguesas.
El tapatío comenzó la universidad en Santa Clara y después se trasladó a UCLA. Los Rams, que luego residirían en Cleveland, lo reclutaron en 1945 como un portentoso defensivo.
Sin embargo, jugó para el club hasta 1948 y, después de interceptar dos pases en el primer partido de la temporada, fue cambiado a ala cerrada, convirtiéndose en uno de los primeros novatos en obtener honores por su aportación ofensiva.
Orgulloso de la tierra del mariachi y el tequila, Tom siempre presumió y honró sus raíces mexicanas, lo que en los Rams suele mencionarse muy poco.
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