aprendió a tener sangre fría. Lo hizo desde pequeño, cuando —de la mano de su padre— encaró el reto de aprender artes marciales.
Más tarde, enfrentó el reto de evolucionar a una disciplina como e l kickboxing , más peligrosa, fuerte y exigente. Y, finalmente, el de estudiar medicina, poniendo a prueba su temple frente a sangrientas heridas.
A los 23 años
de edad, se mantiene firme. Terminó la carrera de medicina hace poco y es campeón mundial.
“El deporte ha sido para nosotros lo más importante”, dice, en charla con EL UNIVERSAL Deportes , y se refiere a él y a su hermana Melissa, quien también brilla en el kickboxing.
Aventura que comanda su padre, quien es su coach, además de su madre, quien no da tregua en la estricta alimentación: “Dice mi padre que practicamos desde antes de nacer”.
Y es que a ese niño intrépido el karate le quedó corto en algún momento, pero al descubrir el kickboxing “me enamoré, porque me sentí más completo... Tenía 14 años”.
Su próximo destino e s Alabama, Estados Unidos , en los World Games, a los que llega con gran mentalidad: “Es una competencia fuerte, a la que clasifican los ocho mejores. Lo hice el año pasado, de entre cerca de 30 peleadores, y ahora vamos en busca del mejor lugar”.
Mañana volará y el miércoles enfrentará su primer combate.
Pero David también está cerca de titularse como médico: “Siempre me comentan que son dos carreras contrastantes, pero en ambas hay que estar en constante aprendizaje”.