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En la casa de los Bombarderos del Bronx, fueron los Astros de Houston los que desplegaron la artillería pesada.
Carlos Correa y George Springer despacharon sendos jonrones de tres carreras y los Astros vencieron el jueves 8-3 a los Yanquis de Nueva York en el cuarto juego de la serie de campeonato de la Liga Americana para tomar una ventaja 3-1 que se antoja irremontable. Su tercera victoria seguida tiene a Houston a un paso de su segunda Serie Mundial en tres años.
Con el mismo núcleo de jugadores que se consagró campeón en 2017, los Astros están a un paso de una pulseada contra los Nacionales de Washington.
Los Yanquis deberán vencer a Justin Verlander y Gerrit Cole, los dos ases de Houston, para tratar de forzar un séptimo juego. Verlander será el abridor del quinto duelo la noche del viernes, midiéndose al zurdo James Paxton.
Nueva York se expone a quedar marginado de un Clásico de Octubre durante una década completa por primera vez desde la de 1910.
El gramado del Yankee Stadium estaba seco la noche después que la lluvia impidió realizar el encuentro en la fecha programada del miércoles.
Bajo advertencias de no lanzar objetos al terreno, los fanáticos de Nueva York trataron de sacar de quicio a Zack Greinke, el abridor de los Astros. Corearon “¡Donald! ¡Donald!” desde antes de su primer lanzamiento, y el ganador de un premio Cy Young de 2009 comenzó titubeante, transfiriendo con cuatro bolas seguidas a DJ LeMahieu.
Peleado con el control de su recta, Greinke empleó 28 lanzamientos en el primer acto y expidió tres boletos. Pero la sacó barata: sólo pudieron hacerle una carrera, producto de un boleto a Brett Gardner con las bases llenas. Minimizó el daño cuando ponchó con tres pitcheos a Gary Sánchez, el siguiente bateador, para el tercer out.
Su contraparte Masahiro Tanaka navegó sin sobresaltos las primeras dos entradas, insinuando el dominio de su salida de seis innings en la victoria 7-0 de Nueva York en el primer juego.
Pero los Astros le tenían guardada una emboscada en el tercero, iniciada cuando el derecho japonés le dio el boleto con cuatro malas seguidas a Robinson Chirinos — teóricamente el bateador más débil en el orden ofensivo de Houston — y luego recibió un sencillo de Josh Reddick.
Springer no perdonó cuando vio un splitter —la carta de presentación de Tanaka —colgado en el medio del plato, haciéndolo desaparecer por encima del muro del jardín izquierdo-central.
Tres innings después y sin Tanaka en el montículo, Correa bateó un mísil prácticamente hacia el mismo sector en donde aterrizó el obús de Springer para poner a los Astros arriba 6-1. Tras sentenciar la victoria en el segundo juego con un jonrón en el 11mo episodio, Correa trituró una recta de 96.2 mph de Chad Greene. El toletero boricua se tapó el oído con la mano derecha al recorrer las bases.
Springer se convirtió en líder de jonrones de la franquicia en postemporada al llegar a los 13, rompiendo un empate con José Altuve. Correa, por su parte, se afianzó como su líder histórico de impulsadas con un total de 30, cuatro más que el segundo Lance Berkman.
No fue una cuestión de falta de oportunidades para los Yanquis: tuvieron dos situaciones con bases llenas que no supieron capitalizar.
En el quinto, Ryan Pressly relevó a Greinke y ponchó a Gleyber Torres y Edwin Encarnación, ambos haciéndole swing.
Sánchez descontó dos carreras para Nueva York al sacudir su primer jonrón de los playoffs.
No hay que escudriñar profundo para constatar el motivo de que el segundo equipo que más cuadrangulares bateó en la temporada regular está a punto de quedar eliminado. Los Yanquis han sido ineptos con hombres en posición de anotar: apenas cuatro hits en 26 oportunidades, dejando a 31 corredores esperando remolque. Acumularon 13 ponches en la noche del jueves.
La noche también acabó con una nota amarga para su veterano lanzador CC Sabathia — su relevo en el octavo pudo haber su última actuación en 19 años de carrera. El zurdo salió cojeando y llorando por una aparente lesión. Sabathia anunció de antemano su plan de retirarse al final de la campaña.