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En casi siete años como boxeadora , Alejandra Ayala disfrutó el triunfo en catorce batallas, pero su victoria más grande, la más reciente, fue abajo del ring, donde venció el acecho de la muerte tras una dura pelea que el destino puso en su camino.
"No me arrepiento de haber sido boxeadora", dice tajante la púgil nacida en la Ciudad de México, pero que radica en Tijuana, lugar donde abrazó el pugilismo y se enamoró de él.
Le dicen la Fénix , y tal como esa mítica ave, se levantó de una coma inducido que la paralizó durante 10 días. Desde entonces libra una batalla para volver a hacer una vida cercana a la normalidad. Lo está logrando.
Lo cierto es que la noche del viernes 13 de mayo del 2022 marcó para siempre a la mujer de 33 años que buscaba convertirse en campeona mundial. Reto para el que viajó miles de kilómetros, hasta la arena Hydro de Glasgow, Escocia, donde se midió con Hannah Rankin.
El sueño de la mexicana se esfumó en el décimo episodio cuando la escocesa finiquitó la pelea por la vía del nocaut técnico, con un sólido golpe que derribó a Ayala. Mientras la esquina de Rankin celebraba, Alejandra fue trasladada al hospital de la entidad donde los médicos la intervinieron quirúrgicamente tras el diagnóstico de un hematoma subdural. La operación fue exitosa, pero la gravedad del procedimiento orilló a los especialistas a mantenerla en coma inducido.
Casi cinco meses después, la vida de Alejandra transcurre en un vaivén de terapias mentales y físicas para intentar borrar ese mal recuerdo. "Mucha terapia física y de lenguaje, son mis principales actividades", comparte en entrevista con EL UNIVERSAL Deportes. "El médico me pidió que estuviera un año sin trabajar, estar tan solo un par de horas en el gimnasio con los muchachos me cansa".
Volver a la normalidad es el reto y cuesta mucho. Casi olvidó cómo manejar un auto y cocinar, "pero soy feliz porque puedo seguir adelante. No extraño el boxeo porque lo tengo presente en mi vida, toda mi gente está involucrada en este medio, tal vez solo extraño el poder estar más activa con mis boxeadores".
Del boxear había planeado retirarse en este año, lo hizo de la forma menos agradable. "Pero estoy agradecida con toda la experiencia y lo que viví. No recuerdo el momento exacto del accidente, pero debo aclarar que fui a esa pelea con la mejor preparación de mi carrera, no fue un descuido. Después, cuando me di cuenta de toda la gente que rezó por mi, que me contactó para saber qué necesitaba, me puse contenta y me hizo sentir positiva".
En Glasgow tampoco la olvidan, la distancia se acorta gracias a la tecnología y no descarta regresar a ese lugar para cerrar ese ciclo. "Han sido maravillosos conmigo, gente que me conoció en el hospital me felicita por verme bien de salud, personas que hicieron cosas que no tenían que hacer por mi. Así que me gustaría volver, por ahora no tengo permitido volar tan lejos, pero en cuanto esté en mejores condiciones lo haré", promete.
Alejandra ha mejorado más rápido de lo esperado, "ahora ya no tengo cosas prohibidas", presume emocionada, "pero tengo que ir poco a poco. Cocinar me costó mucho; el ejercicio también, empecé a caminar; después, mi cuerpo me dolía mucho y tuve que ir a terapia de nuevo. Lo que más me está causando problemas es el hablar, tengo varias fallas y en Tijuana no hay especialistas para atender eso".
Así que volvió a la Ciudad de México para encontrar respuestas y arrancar esa etapa de su tratamiento. "Me costó trabajo pero sé que vale la pena, siempre he sido deportista y he hecho lo que debo para estar mejor. Es como regresar a la escuela, serán ocho meses antes de que me digan qué sigue en la rehabilitación", valora la mujer que 'volvió a nacer' y que no deja de amar al boxeo.
EJEMPLO A SEGUIR
El boxeo llegó a la vida de Alejandra Ayala a los 21 años de edad y le encantó. Su familia decía que era como ir a una guerra, pero ella encontró tanto cariño de todos los que estuvieron a su lado compartiendo los entrenamientos, las peleas y las recuperaciones, que no pudo soltarlo, nunca quiso hacerlo.
"Al final, con el rival siempre te das un abrazo, más que aprender, el boxeo me hizo consciente de lo hermosa que es la vida ", valora.
El boxeo, tras su retiro obligado debido a un dura pelea que la mandó al hospital donde estuvo en coma inducido por más de una semana, ahora es una forma en que quiere ayudar a la gente que se quiere proteger, "que quiere ser feliz, que busca estar mejor físicamente, entiendo cómo se puede hacer eso y busco ayudar a todos los que gusten".
Su trinchera se llama Gym Fénix Boxing en Tijuana, un sitio que ella y su esposo Israel rescataron para seguir ligados al boxeo cuando ella colgara los guantes.
"Agarramos el gimnasio en enero de este año (2022), era un lugar que durante la pandemia no se pudo mantener bien y estaba descuidado. Mi esposo y yo planeamos hacer un último año en el boxeo y ocuparíamos el dinero que cayera por las peleas para levantarlo, desafortunadamente no se pudo por el accidente, pero lo hemos ido haciendo poco a poco y confiamos en ser más fuertes".
Además, en poco tiempo ha encontrado resultados entre los pupilos que la admiran y la ven como un ejemplo para seguir en el pugilismo. "El mes pasado ya pelearon cuatro de mis peleadores amateurs", comparte.
También tienen un profesional, quien ejemplifica perfecto lo que Alejandra se ha convertido para los que la siguen. "A él le prometí que cuando regresara (de Escocia) veríamos lo de su debut, pero cuando regresé no me acordaba de nada, le dije que no podía entrenarlo y él me dijo que me esperaría hasta el momento que estuviera lista, eso me hizo sentir muy bien".
Su esposo, su gran aliado, la ayuda a entrenarlo . "Está listo para pelear el 14 de octubre por primera vez . Estoy feliz, emocionada y no sé qué va a pasar, pero vamos a darlo todo en la pelea. Hablo mucho con mis muchachos y se siente bien cuando les salen bien las cosas, son triunfos para todos".