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Un reloj hecho con monedas reales, otro que imitaba el frente de un Rolls-Royce Camargue y uno más con forma de sombrero chino.
Así funcionaba la mente de René Banwart, un hombre tocado por el ángel de la inspiración que en 1955 fundó Corum con su tío Gaston Ries. La pequeña firma suiza se convirtió en trendsetter y conservó ese estatus en las décadas siguientes, con el lanzamiento de tres íconos de la relojería actual: el Admiral’s Cup (hoy Admiral), el Golden Bridge (creado con Vincent Calabrese) y el Bubble (nacido de la mente de Severin Wunderman, quien compró la marca en el 2000).
El nuevo Romvlvs 44 Annual Calendar.
Por ello la aspiración de Jérôme Biard, CEO de Corum desde julio del año pasado, da justo en el blanco.
“Me gustaría que tuviéramos de nuevo la audacia y la creatividad de René Banwart”, dice en entrevista con Tiempo de Relojes . “Quiero aprovechar la personalidad tan fuerte de algunos de nuestros productos. Una de nuestras fortalezas es que tenemos relojes muy diferentes entre sí y que todos son bastante emblemáticos. No todas las marcas cuentan con esa riqueza”.
El Hobo Coin grabado por el artista Aleksey Saburov.
No es que a Corum le hayan faltado ideas. Con el relanzamiento del Bubble en 2015, la casa entró en un frenesí imaginativo alrededor del hipnótico reloj burbuja que ahora Biard quiere compartir con las otras colecciones.
“Me gusta el Bubble, pero no hay que olvidar que nuestro pilar más importante es el Golden Bridge, el segundo es el Admiral y el tercero es el Bubble”, apunta. “Con Bubble traemos aire fresco al mercado y nos permite tener alianzas con artistas y gente interesante, pero no debe ser el enfoque principal.”
Bubble Central Tourbillon.
Un cuarto pilar es la línea Heritage, que reinterpreta clásicos con una visión contemporánea. Este año las apuestas más fuertes son un Coin Watch grabado por el artista Aleksey Saburov y bautizado como Hobo Coin, y un Romvlvs.
Biard enfrenta un problema feliz. Asegura que es igual o hasta más fácil vender un Corum caro que uno más accesible. “Muchas firmas tienen dificultades al ofrecer relojes a un precio elevado, pero en nuestro caso sucede lo contrario. La gente espera que la marca se mantenga en un nivel alto y por eso debemos tener los productos correctos en la categoría de precio correcta”.
Golden Bridge Rectangle Joachim Horsley con un fragmento de la partitura de la Séptima Sinfonía de Beethoven.
Veterano con 25 años en el sector, para él está claro que la relojería en general debe pensar más en el consumidor final y escuchar lo que quiere el mercado. En el caso de Corum, esto significa tener mayor tener mayor claridad. “Cuando eres muy creativo, puedes hacer que la gente se sienta confundida. Sí, quiero mucha creatividad, pero necesitamos que se entienda hacia dónde vamos con cada colección”, explica.
“Por ejemplo, en el Admiral hay muchos tamaños de los gallardetes náuticos y hemos decidido estandarizarlos", añade. "Habrá menos tipos de esferas, no presentaremos novedades sólo porque sí, sino que deberán tener algo nuevo, una pequeña complicación, algo obvio, con un plan a largo plazo en el desarrollo del producto”.
La marca llama particularmente la atención de la industria, ya que en 2013 fue adquirida por el consorcio chino Citychamp. Desde entonces una pregunta que intriga es qué tanto quieren cambiar los dueños en una casa querida por sus aportaciones a la relojería contemporánea.
“Los inversionistas chinos compran marcas suizas para que trabajen como marcas suizas, así que no quieren interferir en la forma como trabajamos”, dice Biard. “No quieren que hagamos sólo relojes caros y que nos enfoquemos en China y Asia para ganar dinero más rápido”.