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Si no está apremiado por las prisas, ¿puede usted sentir placer más allá de mirar la hora cada rato? Una pregunta que actualmente debiera hacerse cada marca relojera -y responder bajo sus propios principios- cuando decida presentar un nuevo guardatiempo. Porque ya sabemos que la hora es más precisa en un reloj de cuarzo que en uno mecánico. La respuesta de Urwerk es el sentido más palmario del tacto.
Un juego mecánico placentero que puede revivir las emociones instintivas de un niño. El paso del tiempo convertido en álgebra emocional y el “feeling” más despierto gracias a un pequeño universo de componentes minúsculos que engranan a la perfección. Todavía hay marcas que inoculan como virus pandémico la pasión y el sentido de la alta relojería. Urwerk vuelve a lanzar un juguete gustoso.
“Con el UR-111C nos hemos concentrado en un elemento del reloj que no ha cambiado desde su aparición en 1840, la corona de ‘remontuar’. Hemos transformado el diseño hasta lograr cambiar el proceso de remonte”, asegura Felix Baumgartner, el cofundador de Urwekr. “Para ello hubo que reconsiderar el tren de remonte en su conjunto. Hemos concebido una forma distinta de interactuar con el reloj, estableciendo otro lazo entre el reloj y su dueño”.
Urwerk presenta el UR-111C Two Tones, la “secuela” de una pieza que ya presentó en 2018. El modelo presenta tres innovaciones fundamentales. Una indicación linear retrógrada de los minutos que recupera a un reloj de piloto. Es una derivación técnica del mecanismo que implementó la firma para el UR-CC1.
En segundo lugar, es la indicación de los segundos en cifras arábigas gracias a dos ruedas con incrementos de diez segundos. Un proceso litográfico sofisticado con moldeado y acabado galvanizado. “Soy de la opinión que en un reloj hay que incorporar la indicación de los segundos, pues es la forma nuestra de ver pasar el tiempo, igual que en un reloj de arena.
"Me parece que la forma en que las dos ruedas de la indicación de segundos del UR-111C caen la una sobre la otra viene a ser lo mismo que lo que hace la arena en el reloj de arena”, explica Martin Frei, el responsable del diseño y cofundador de Urwerk. “Esta presentación es una celebración del paso de los segundos; en resumidas cuentas, de lo que se trata es de dar placer, un placer táctil”.
Y, finalmente, la tercera es el mencionado mecanismo de cuerda y ajuste. Sin corona convencional a un lado, el modelo presenta un sistema de rodillo en la parte superior de la caja. Con una palanca adicional ubicada a la derecha de la caja, el rodillo sirve para ajustar la hora cuando la palanca se libera, con un dispositivo de parada del segundero.
Este juguete de Urwerk llega en caja de 42 mm de ancho por 46 de largo y 15 mm de grosor -estanco a 30 metros-. Una edición limitada de 25 ejemplares con nuevos acabados en la superficie con granulado circular, arenado y detalles Côtes de Genève. Horas saltantes, minutos lineares retrógrados con indicación digital de minutos y segundos.