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MB&F y L´Epée 1839 realizan su décima colaboración llamada Medusa. Se trata de una reloj fijo que puede fijarse en el techo o decorar un espacio sobre una mesa. Su estructura es de cristal Murano soplado a mano, inspirado en el cuerpo acampanado de las medusas adultas. Una combinación de artesanía y precisión relojera.
En su interior se diseñaron dos anillos giratorios que muestran las horas y los minutos. La lectura de la hora exacta se hace a través de un indicador fijo que se ubica encima de los aros con los numerales de horas y minutos que rotan debajo de este, el cual funciona con un movimiento suspendido diseñado por L'Epée 1839 con una frecuencia de 18,000 alt/h y una reserva de marcha de 7 días. Este sistema tomó más de dos años de investigación por parte de L’Epée 1839.
Para protegerlo de los golpes tiene un sistema Incabloc. De igual manera cuenta con un sistema que combina el armado y ajuste que se ubica en la parte inferior, con una llave que permite armar y ajustar la hora girando hacia la derecha e izquierda.
Esta pieza carece de estructuras externas de soporte, por lo que el diseño de su movimiento imita el plexo nervioso de las medusas, con un eje central y elementos radiales, característica que además de estética sirve para proteger el reloj cuando cuelga del techo.
Hay tres versionede 50 piezas cada una en color azul, verde, y rosa, tonalidades naturales de las medusas que fueron la inspiración del diseñador Fabrice Gonet, quien presentó este proyecto a Maximilian Büsser, fundador de MB&F en 2016.
“Conozco a Fabrice desde hace algunos años, pero nunca habíamos tenido la ocasión de trabajar juntos. Cuando me dijo que quería enseñarme uno de sus diseños, le dije que sí, aunque no suelo aceptar este tipo de propuestas. Había visto que se trataba de un reloj de sobremesa y no de pulsera, y eso también influyó”, destacó Büsser.
El reto de esta pieza de figura ondulada y liviana, era la de que el cristal soportara el peso de 2.34 kilos del reloj. Así el equipo de L’Epée 1839 diseñó un cuerpo de vidrio exterior que aparenta delicadeza pero a la vez logra una resistencia grande para soportar ese peso.
Para mantener la línea entre la cúpula de cristal y los tentáculos, se descartó modelarlos a partir de varillas de vidrio prefabricadas. La opción final fue que se elaboraran a mano con el mismo vidrio que se usó en la cúpula, con la misma forma y dimensiones. De los 40 sopladores de vidrio con experiencia que se contactaron, solo cuatro lo intentaron y uno lo logró.