La vida futbolística de James Rodríguez, quien está llamado a ser una de las figuras del Mundial de Rusia 2018 a partir del 14 de junio, empieza en una cancha de tierra y asfalto. “No olvido esas calles y esas piedras. Recuerdo el futbol desde que tengo uso de razón. Cuando niño uno quiere jugar siempre, todo el día. Estás sucio y cansado, pero igual quieres jugar futbol. El primer campo fue el barrio”.
Y el último —en el momento de esta entrevista, que realizamos en la manufactura de la firma relojera Hublot en Suiza— fue el Santiago Bernabéu. “Bueno”, corrige James, “ese fue el penúltimo. Jugamos este pasado sábado contra Colonia”. Cierto: justamente él marcó el primer gol de ese 1-3 en la victoria del Bayern. Las prisas —en realidad un olvido deliberado, una licencia—nos hacen pasar por alto esa jornada de la Bundesliga para ir directos al último partido verdaderamente trascendente, que todos vimos: la vuelta de semifinales de la Champions League entre el Real Madrid y el Bayern Munich, el antiguo equipo de James y el actual.
James y Hublot
—¿Cómo dormiste esa noche?
—Bueno… un poco triste porque nos quedamos fuera de la Champions. Pero también feliz porque pude marcar un gol. Es extraño jugar contra ellos: siento un cariño especial por ese equipo, defendí sus colores. Pero bueno, ahora estoy en otro club. Hace parte de nuestra profesión.
James aporta a su oficio un estilo diferente, inédito para Colombia —donde tradicionalmente habían triunfado jugadores más aguerridos, como los legendarios Asprilla o su ídolo, el ‘Pibe’ Valderrama —, y novedoso también para el resto. “Tiene una calidad pura, algo hermoso”, dijo de él Anderson Luis de Souza, ‘Deco’, centrocampista brasileño y campeón de Europa en 2006 con el Barcelona.
Es —y así lo demuestra también fuera del campo— un buen chico, educado, guapo, tímido. Pero también tiene carácter. Al fin y al cabo el ‘10’ no lo viste cualquiera. Hay que ser Maradona, Messi, Riquelme, Francescoli. O James Rodríguez.
Siempre fue un crack. Su leyenda empezó en categoría infantil en la ciudad de Ibagué; más tarde como juvenil en la Academia Tolimense; por fin como profesional en el Envigado Futbol Club de Medellín.
James en compañía de Ricardo Guadalupe, CEO de Hublot
Debutó con la selección nacional sub-17 en el Mundial coreano de 2007, y al año ya jugaba en el Banfield argentino. El paso a equipos italianos como el Udinese o la Juventus estuvo cerca, pero finalmente acabó en el Porto. Saldó su temporada portuguesa con múltiples títulos, muchos goles (32 en 107 partidos), y una proyección que le llevó a vestir la camiseta del Mónaco de la liga francesa.
Tras demostrar todo o casi todo en ese equipo, llegó su gran momento en el Mundial de Brasil, donde deslumbró como máximo goleador y consiguió una anotación histórica a Uruguay que le brindó, además, el Premio Puskás al mejor gol del año.
Todo aquello atrajo el interés del Real Madrid, club al que llegó con todos los honores, las mejores expectativas y un fichaje de 80 millones de euros por seis años: el desembolso más alto del club en los últimos tiempos. Tres temporadas después, el equipo blanco lo cedió al Bayern Munich con una opción de compra que aún no ha sido ejecutada.
Seguimos hablando de camisetas, campos, goles. ¿Algún ritual, a solas, frente a una camiseta nueva que deberá defender durante años? “No, nunca lo tuve. Soy muy creyente de Dios y pido a él para que todo salga bien. A partir de ahí, lo entrego todo”. ¿Se juega mejor bajo presión? “Siempre. Más concentrado. Cuando no la tienes no estás al límite. Y yo creo que el futbolista de alto nivel tiene que estar preparado para jugar al máximo nivel”. Cuando marca un gol, ¿lo analiza después? “Sí, suelo verlo. No solamente los goles que marco, sino los que fallo, así en un futuro podré mejorar y marcarlos. El futbol prácticamente es técnica: si tienes que dar un pase a un toque tienes que ser enormemente preciso”.
El 10 de Colombia en la manufactura
La técnica nos lleva a Hublot, la firma de alta relojería de la que el deportista es embajador, y en cuya sede nos encontramos. “Me encantan los relojes”, cuenta. “Y obviamente Hublot es una marca grandísima. Me siento orgulloso de estar con ellos y espero que podamos crecer juntos bastantes años. Es una marca top”.
Es también la que por tercera vez consecutiva marcará los tiempos en la Copa del Mundo. Su muñeca luce un magnífico smartwatch de la casa, el sorprendente Big Bang Referee 2018 FIFA World Cup Russia, que renueva el compromiso de Hublot con el Mundial (este es el tercero del cual es cronometrador oficial) y el futbol internacional (ya es patrocinador de la Champions League y la Europa League).
Se trata de un modelo customizable que permite colocar en la esfera la bandera de la selección favorita —adivinen cuál luce la estrella de este reportaje—y elegir una correa con esos mismos colores. Pensado para dar lo mejor de sí durante el Mundial, el reloj vibrará y dejará ver la palabra “gol”cada vez que un equipo marque un tanto, y mostrará estadísticas, alineaciones y tiempos en los partidos.
Audaz e innovador, el Big Bang Referee permite descargar múltiples aplicaciones, y es compatible con todos los celulares que utilicen tecnología Android 4.4, iOS 9 o superiores. Además será utilizado por los árbitros durante la justa porque tiene tecnología Goal Line para saber si la pelota cruza o no la línea de meta.
Big Bang Referee 2018 FIFA World Cup Russia
Así llegamos al inminente Mundial de Rusia, donde su selección comparte el grupo H con Japón, Polonia y Senegal, y debutará el 19 de junio contra el equipo nipón. James admite el peso de la responsabilidad de lo logrado en 2014, cuando Colombia, con su ayuda, alcanzó sus primeros cuartos de final.
“Obviamente sí, pesa. Pero no estoy pensando en esas cosas. Cada vez que lo haces te llenas de ansiedad y al final no consigues nada. Quiero estar tranquilo, pensar en hacer una buena Copa del Mundo y ayudar a Colombia a que llegue lo más lejos posible”. ¿Favoritos? “Brasil siempre será fuerte, con opciones para ganar. Argentina también; tienen a Messi. En Europa tienes a España, Alemania y Francia, que pueden competir y hacer cosas buenas”. ¿Alguna sorpresa? “Ojalá sea Colombia. Intentaré dejarme la piel. Siento el cariño de todo un país. Cuando eso pasa quiere decir que has hecho cosas buenas durante todos estos años”.
Cuenta James que cuando no juega o entrena, simplemente descansa en casa. “Ahora estoy aprendiendo un idioma que es complicadísimo y que se llama alemán [ríe]. Le dedico una hora al día. Sino, estoy viendo series. Intento estar tranquilo”. ¿Pasa un día sin tocar una pelota? “Bueno, hoy tuve el día libre. En futbol te entrenas dos horas al día más o menos, más lo que tú hagas fuera. Te tienes que cuidar mucho y ser muy profesional”. ¿Otros deportes? “Me gustan el basquetbol y el tenis. No los practico, pero me gusta verlos”. ¿Música? “Salsa. Reguetón, obvio. Y vallenato”. ¿Cómo llevan esos ritmos, en el vestuario del Bayern, jugadores tan poco latinos como Manuel Neuer o Thomas Müller? “Son un poco fríos [más risas]. Es una cultura totalmente distinta”.
La versión mexicana del reloj oficial del mundial