Caminó por la superficie lunar en el brazo del astronauta del Apolo 11 Buzz Aldrin y ayudó a salvar a la tripulación del Apolo 13. Dos sucesos contundentes que sintetizan el heroísmo del Speedmaster y lo ponen en un lugar único en el salón de la fama de la relojería. Su odisea aparece una y otra vez en libros, revistas y blogs. Pero, por increíble que parezca, todavía falta mucho que contar.
El Speedmaster estuvo en la superficie lunar en el brazo de Buzz Aldrin, astronauta del Apolo 11.
Petros Protopapas dirige el Museo de Omega y desde 2014 reconstruye la microhistoria de la saga del Moonwatch y la NASA. Viaja dos veces al año a la sede de la agencia en Houston y al Smithsonian de Washington, donde guardan entre 60 y 70 de los 97 Speedy usados en la carrera espacial. Ambas instituciones le han dado carta abierta para consultar sus archivos. “Lo primero que me dijeron es por qué no habíamos ido antes”, dice Petros.
El primer Speedmaster de 1957, conocido como "Broad Arrow" por la forma de la manecilla de las horas.
En enero estuvo en México para reunirse con coleccionistas del Speedmaster, entre ellos un grupo de afortunados del Club de Lectores de Tiempo de Relojes . Protopapas nos reveló algunos de sus descubrimientos más recientes, pequeñas joyas que enriquecerán un volumen nuevo que prepara sobre este cronógrafo pionero.
Petros Protopapas, director del Museo de Omega, durante la cena con el Club de Lectores de Tiempo de Relojes.
1. Elección personal:
En 1962, tres años antes de que la NASA escogiera al Speedy como el reloj oficial de sus misiones, los astronautas Walter “Wally” Schirra y Gordon “Gordo” Cooper compraron dos y los llevaron en sus primeros vuelos espaciales. ¿Cómo se decidieron por el crono de Omega? La hipótesis es que lo conocieron por pilotos de la aerolínea TWA que ya los utilizaban y con los que coincidían cerca de la base donde Schirra y Cooper, aún pilotos militares, entrenaban.
El astronauta de la NASA Walter “Wally” Schirra.
2. Prueba de vibración:
Hay una carta de “Gordo” Cooper en la que explica lo mucho que le atrajo la legibilidad de la esfera negra del Speedmaster CK2998. En la tienda donde lo compró, se probó varios relojes y a todos los sometió a su prueba personal de vibración: activaba el cronógrafo y lo sacudía con fuerza para ver si podía leer las funciones.
El Speedmaster de 1959 fue el primero en el espacio, usado por Walter Schirra.
3. El tercer hombre:
La historia oficial dice que sólo ellos dos tenían Speedmaster adquiridos por cuenta propia. Ahora se sabe que hubo alguien más. Deke Slayton, jefe de astronautas de la NASA, fue en realidad el primero con un Speedy. No pudo ir al espacio en las misiones de los años 60 por un problema cardiaco, aunque sí viajó en 1975.
El Speedmaster también fue usado en las caminatas espaciales. Se observa el reloj en el brazo derecho del astronauta.
4. Los competidores:
Rolex y Longines, las otras marcas que respondieron a la NASA, enviaron cronos con mecanismos Valjoux 72. Las pruebas aplicadas (vibraciones, temperaturas extremas, aceleración, humedad y hasta ruido) eran prácticamente insuperables y el único requisito era que el reloj no se detuviera. Nueva información muestra que los competidores de Omega fallaron no una, sino dos veces.
Un Speedmaster en la máquina que sirvió para probar su resistencia a los impactos.
5. El ganador:
“El cronógrafo Omega se adelantó 21 minutos en la prueba de descompresión y se atrasó 15 minutos en la de aceleración. La luminiscencia de la esfera quedó destruida. Al final operó de forma satisfactoria.” Eso dice el reporte del 19 de marzo de 1965 que puso al Speedmaster en el camino de subirse al Apolo 11.
Omega envió ejemplares de la tercera generación del Speedmaster (1963) a las pruebas de la NASA.
6. Lista definitiva:
La labor de Protopapas servirá para crear un inventario sobre los Speedy que fueron al espacio. Calcula que en un año tendrá una clasificación de cada reloj con número de serie y de inventario de la NASA, nombre del astronauta que lo usó y de la misión, y número del calibre. Esto ayudará a corregir listas similares que circulan en internet. En cada viaje a Washington va con un relojero de Omega que revisa y limpia poco a poco los Speedmaster en poder del Smithsonian. Así se aseguran de que la leyenda del Moonwatch nunca palidezca.
Los Speedmaster de los coleccionistas que disfrutaron la cena del Club de Lectores de Tiempo de Relojes con Petros Protopapas.