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Es incuestionable la valentía de Corum a la hora proponer una pieza como el LAB 02. Los últimos años de la firma han estado marcados por los cambios de estrategia comercial y producto, con apuestas tan arriesgadas como la recuperación del carismático Bubble, sin olvidar el siempre demandado Admiral o las diferentes recreaciones del legendario calibre Golden Bridge. Después de un año bastante tranquilo en cuestión de novedades, la firma suiza vuelve con fuerza en 2020 y se adentra en un campo poco transitado en los últimos años como es la alta complicación, y lo hace con la misma visión atrevida y heterodoxa que siempre mostró en el pasado de la mano del añorado Severin Wunderman. LAB 02 prosigue el trabajo realizado en el Heritage LAB 01 de hace año y medio, aunque desde una perspectiva mucho más ambiciosa. En realidad, la nueva creación de Corum tiene que ver más con el mencionado Golden Bridge.
Ambos mecanismos parten de un mismo criterio de transparencia y volatilidad, donde los componentes parecen flotar en el interior del reloj. Eso sí, mientras en la creación de Vincent Calabrese el vacío era una de las virtudes más características del reloj, aquí encontramos todo un despliegue de elementos que llega a apabullar al espectador.
El LAB 02 va un paso más allá en la idea del esqueleto tradicional. El objetivo consiste en trasladar el concepto de tourbillon volante al mismo tren de rodaje del movimiento. Recordemos que este tipo de tourbillon cuenta con un único punto de anclaje al carecer de puente superior, lo que permite en esta ocasión rematar su jaula la llave, logotipo de Corum. Por tanto, tampoco hay puentes superiores en el tren de rodaje que sujeten sus componentes. De esta función se encargan una platina esqueletada, reforzada en los puntos de fijación de los rubíes, y un disco de zafiro con el que se crea la buscada sensación de ingravidez de sus elementos.
El calibre CO 300 se ha dispuesto para tener una accesibilidad total a todos sus componentes. Por esta razón la caja tiene un formato jaula con los laterales también protegidos por cristales de zafiro curvados. La visión del reloj parte de una perspectiva diferente para disfrutar no solo del frontal. El aspecto tridimensional es aún más marcado que en el Golden Bridge original, con elementos ubicados en diferentes niveles, como el llamativo indicador de gran fecha junto al índice de las 4 horas, e incluso en un plano diferente. Es el caso del original contador de reserva de marcha, estimada en 55 horas y calculada mediante una aguja que recorre verticalmente un cilindro escalado y visible a través del lado izquierdo de la caja.
Todo es original y excesivo en el LAB 02, también en su tamaño (45 milímetros) y en su precio (180,000 francos suizos). Pero este es el objetivo de un reloj creado para que Corum deje su huella rompedora en la alta relojería como antes lo ha dejado en segmentos más accesibles. Porque estamos hablando de una pieza de gran complejidad cuyo desarrollo se ha prolongado durante dos años y del cual únicamente se fabricarán diez unidades, todas ellas numeradas individualmente. Además, el cliente podrá personalizar el reloj, con la posibilidad de elegir la modalidad de oro de la caja o, si quiere, engastarla con diamantes. Una alternativa para tener en cuenta y salirse de las opciones más convencionales.
FICHA TÉCNICA
CORUM LAB 02
CAJA DE ORO DE 45 MILÍMETROS DIÁMETRO
MOVIMIENTO CO 300 DE CARGA MANUAL
55 HORAS DE RESERVA DE MARCHA
16 LÍNEAS Y MEDIA DE DIÁMETRO DEL CALIBRE
416 COMPONENTES
21,600 ALTERNANCIAS A LA HORA
33 JOYAS DEL MOVIMIENTO
EDICIÓN LIMITADA A 10 PIEZAS