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Son hoy pocos los románticos que van más allá de una cara bonita y buscan el alma repleta de virtudes. Así también la defensa del clasicismo batalla a diario con la evanescente moda y su juego de apariencias imparables. Liberarse de la elegancia atemporal y sus valores del pasado para satisfacer el gusto presente puede pagar un precio muy alto.
Pero en alta relojería, no se puede olvidar la mecánica. Y aquí entra en juego el corazón de los relojes. En el fondo, el estilo no es simple diseño, sino una actitud que logra vencer las tentaciones estéticas pasajeras. Menos de una decena de firmas relojera suizas pueden presumir de fabricar un cronógrafo de manufactura. Fue el nacimiento más esperado.
El calibre se presentó en 2006, cuando se cumplía el décimo aniversario de la manufactura y se inauguraba el museo L.U. CEUM. Chopard había comenzado una larga carrera por la total independencia desde 1963 –cuando fue adquirida por Karl Scheufele III, padre de Karl-Friedrich y Caroline, actuales copresidentes-.
Y para conmemorar diez años de independencia en Fleurier, se presentó el L.U.C Chrono One con el primer movimiento cronógrafo totalmente inhouse, L.U.C CF 10. Le siguió el L.U.C CF11 (03.03-L), el corazón que late en este Chrono One Flyback.
Chopard lo hace con tres patentes: en primer lugar, la protección de la puesta a cero del mecanismo con tres martillos flexibles; en segundo lugar, el ajuste de la puesta a cero del pequeño segundero y un dispositivo de parada al segundo; y la tercera es el sistema de carga automática con bloqueo para optimizar la carga de la masa oscilante. Un mecanismo flyback de rueda de columnas y embrague vertical con certificado COSC.
Vuelve L.U.C Chrono One Flyback con dos nuevas versiones limitadas envidiables. Y ahora se viste más contemporáneo. Frente a sus primeras versiones en oro rosa y oro blanco en caja de 44 mm, ahora bajan a un diámetro de 42 mm en una atractiva versión de acero con carátula gris pizarra (250 piezas), así como otra versión con esfera verde militar y caja Titalyt® (100 piezas).
Una material exclusivo de titanio que han empleado Richard Mille o F.P. Journe únicamente. Ponerse a la moda no es fácil. Pero este cambio de aire ofrece un diseño más fresco.
La corona ha sido liberada de sus protectores, lo que deja su perfil de cronógrafo más depurado con los dos pulsadores “al aire”. Un detalle clásico que acentúa la elegancia del crono. Y sus acabados con flancos satinados en vertical en el bisel y con las asas pulidas.
Agujas dauphine fusée de horas y minutos con aguja bastón para las funciones del crono y el pequeño segundero. Con el número 12 y el resto de indicadores sin números, la sobriedad aporta elegancia. La pieza de acero presenta la esfera con satinado vertical y la correa es de aligátor gris pizarra igualmente.
La segunda versión en verde es una aproximación más de mercado –el verde sí es muy fashion en relojería últimamente-. Toque colorido más llamativo con una correa marrón de becerro. el Titalyt® aporta la ligereza y la resistencia del titanio, un material hipoalergénico, cuya resistencia a la abrasión se refuerza por un tratamiento de galvanoplastia. Es un material que se emplea en las industrias aeronáuticas y médica.
El calibre L.U.C 03-03-L del Chrono One Flyback ha sido base para múltiples variaciones de carga manual y automática con más complicaciones que han obtenido la distinción del Punzón de Ginebra. Las últimas reivindicaciones de Chopard por el moderno gentleman, sí pueden encontrar respuesta en las nuevas generaciones próximas a entrar en el club distinguido, con una de estas dos nuevas piezas.