El Pacífico tropical se encuentra en una del fenómeno ENOS, lo que significa que ni El Niño ni La Niña están influyendo actualmente en el clima.

Este cambio podría parecer un respiro, pero en realidad plantea más preguntas que certezas para México, especialmente al verano, la temporada de lluvias y la formación de huracanes.

Foto: Archivo EL UNIVERSAL
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México y el clima en pausa: ¿qué significa realmente estar en fase neutra?

Tras el retiro oficial del fenómeno de México ha entrado en una etapa poco predecible del sistema climático ENSO (El Niño-Oscilación del Sur): la fase Neutra.

De acuerdo con informes recientes de la NOAA y la NASA, esta etapa se caracteriza por la ausencia de alteraciones extremas en la temperatura del océano Pacífico. Sin embargo, eso no garantiza estabilidad, ya que es precisamente en esta pausa donde el comportamiento del clima se vuelve más volátil y difícil de anticipar.

El sistema ENSO tiene tres fases clave: El Niño, La Niña y la fase neutra. Cada una ejerce una influencia significativa en los patrones meteorológicos de distintas regiones del mundo.

Mientras El Niño calienta el océano y provoca lluvias intensas o sequías extremas, y La Niña enfría las aguas con efectos similares pero invertidos, la fase neutra representa un punto medio, pero también un terreno fértil para la incertidumbre.

En México, el paso a esta etapa neutra podría durar hasta el otoño de 2025, según proyecciones internacionales.

Aunque este fenómeno no se traduce automáticamente en eventos extremos, sí implica mayor variabilidad climática, lo que podría reflejarse en precipitaciones irregulares, temperaturas localmente extremas y una temporada de huracanes impredecible.

En caso de usar aire acondicionado, es importante cerciorarse que su operación sea óptima. Foto: Pixabay
En caso de usar aire acondicionado, es importante cerciorarse que su operación sea óptima. Foto: Pixabay

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Un escenario incierto para lluvias, calor y ciclones

De acuerdo con la UNAM, durante esta fase neutra, México no puede confiar en los patrones habituales. La variabilidad atmosférica se amplifica, y los modelos de predicción meteorológica pierden exactitud, sobre todo durante la llamada “barrera de previsibilidad de primavera”, una etapa crítica en la que es aún más complicado anticipar cambios climáticos.

Entre los posibles escenarios para los próximos meses se contempla:

  • Lluvias dispersas e irregulares: Las precipitaciones podrían no seguir patrones tradicionales, afectando zonas agrícolas o regiones que dependen del agua estacional.
  • Temperaturas extremas por regiones: Algunas áreas podrían enfrentar olas de calor, mientras que otras experimentarían fríos inusuales, sin un comportamiento climático uniforme.
  • Huracanes impredecibles: Sin la influencia directa de El Niño o La Niña, la formación y trayectoria de ciclones tropicales tanto en el Pacífico como en el Atlántico es más difícil de proyectar.
  • Impactos en el campo: La agricultura podría ser una de las áreas más afectadas, debido a la inestabilidad de las lluvias y la falta de humedad constante en los suelos.

El nuevo contexto climático demanda preparación y monitoreo. Sectores como agricultura, salud, protección civil y gestión hídrica deberán adaptarse a la falta de certeza y tomar decisiones con base en escenarios múltiples. La clave estará en la vigilancia continua, la recolección de datos meteorológicos y la comunicación temprana de riesgos.

Aunque estar en fase neutra puede parecer un estado de calma, para México representa el inicio de un periodo de desafíos. Comprender estos fenómenos, así como su impacto potencial, es esencial para anticipar sus efectos en la vida diaria, el medio ambiente y la economía nacional.

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