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El empresario Ricardo Salinas Pliego y la politóloga Denise Dresser protagonizan una nueva confrontación en redes sociales. Aunque el detonante inicial fue una simple licuadora, este intercambio se ha convertido en un enfrentamiento cargado de acusaciones mutuas, ironías y cuestionamientos sobre prácticas empresariales y éticas.
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Dresser vs. Salinas: Un pleito que comenzó con Best Buy
El enfrentamiento entre Dresser y Salinas comenzó en 2020, cuando la escritora criticó en Twitter el cierre de Best Buy en México, mencionando indirectamente al empresario. Salinas respondió con sarcasmo y recordó una supuesta deuda de una licuadora Oster que, según él, Dresser habría adquirido en Elektra hace más de 20 años y nunca pagó.
Aunque en un principio parecía un intercambio menor, la discusión escaló rápidamente. En 2022, Salinas volvió a sacar a tema la “licuadora”, desafiando a Dresser a debatir “con pruebas” sobre temas de mayor relevancia. Sin embargo, la escritora desvió el foco hacia presuntas irregularidades relacionadas con el empresario, como el uso de terrenos y préstamos cuestionables.
Más allá de la licuadora, las acusaciones se intensifican
En el más reciente episodio de esta disputa, ocurrido el pasado 3 de diciembre de este año, Dresser publicó una nota de Reforma sobre la caída de las acciones de Grupo Elektra. En su mensaje, criticó las supuestas prácticas irregulares de Salinas Pliego y lo acusó de manipular legisladores, funcionarios y socios.
La respuesta de Salinas no se hizo esperar. Con su característico tono irreverente, volvió a exigir el pago de la licuadora y lanzó ataques personales, calificándola de “bruja mala paga” y “periodista deprimida”. Además, insinuó que Dresser habría enfrentado situaciones comprometedoras en su vida personal y profesional.
Mientras el empresario acusa a Dresser de mentir, plagiar y manipular a la opinión pública, ella señala supuestos actos de corrupción, falta de transparencia y prácticas laborales cuestionables en las empresas de Salinas. A lo largo de los años, ambos han utilizado las redes sociales como escenario para ventilar estas diferencias, dejando claro que su enemistad trasciende lo anecdótico.
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El público en redes sociales no tardó en tomar partido. Algunos usuarios defienden el estilo irreverente de Salinas, calificándolo como un empresario “auténtico”. Otros critican su postura, considerándola ofensiva y poco profesional. Por otro lado, Dresser cuenta con el respaldo de quienes valoran sus críticas hacia figuras del poder, aunque también enfrenta cuestionamientos por su tono confrontativo.
Curiosamente, la licuadora se ha convertido en un símbolo de esta disputa. Aunque no se ha comprobado la existencia del supuesto adeudo, el empresario insiste en su narrativa, mientras que Dresser lo desestima como un intento por desviar la atención de temas más graves.
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aov/sal
