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El mundo de la ciencia nunca se detiene y no deja de sorprenderse y sorprender a la humanidad con sus descubrimientos. En este marco, investigadores de la Universidad de Cambridge lograron un descubrimiento que puede modificar la forma en que comprendemos a la física moderna, en relación a las propiedades de la materia.
Lo que se ha descubierto en esta oportunidad se denomina Vidrio de Bose, también conocido como cristal de Bose bidimensional. Se trata de un material que ha sido estudiado a través del uso de átomos ultrafríos y que sorprende ya que no presenta un patrón ordenado en sus átomos, alejándose de los cristales que conocemos.
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¿Qué es el Vidrio de Bose?
El desorden que presentan los átomos del Vidrio de Bose alientan a la ciencia a entender que existen nuevas fases de la materia y que demandarán de muchas investigaciones. Los impulsores del estudio afirman que este descubrimiento puede abrir la posibilidad de su aplicación en la creación de materiales nuevos o su utilización en la computación cuántica.
A diferencia de un superfluido, estado de la materia en la que los átomos se mueven de forma sincronizada, el Vidrio de Bose presenta un sistema desordenado en el que las partículas se organiza de una manera muy diferente. Estas características lo convierten en un aislante cuántico que no permite el normal flujo de las partículas.
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Más allá de los señalado, la ciencia se ha sorprendido aún más con este descubrimiento ya que, a pesar de ser un aislante, el Vidrio de Bose permite que sus partículas aun puedan ser reacomodadas mediante presión, y sin perder su estado. En este caso, esta nueva fase de la materia fue demostrada a través de una estructura de cuasicristales que tienen simetría de largo alcance, pero no poseen regularidad. De esta manera, los científicos pueden estudiar las fases cuánticas de la materia en donde se incluye al Vidrio de Bose.
La ciencia podrá avanzar en el estudio sobre cómo las partículas cuánticas interactúan y se localizan en un entorno desordenado, algo sumamente necesario para estabilizar y optimizar los bloques de los ordenadores cuánticos conocidos como qubits. Los investigadores podrán manipular fases de la materia de una forma más precisa y avanzar en la creación de nuevas y superiores tecnologías.
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