La medicina está en un punto de inflexión. Lo que antes parecía ciencia ficción ahora es una posibilidad tangible: órganos dañados que vuelven a funcionar como nuevos gracias a técnicas regenerativas. Investigaciones recientes han demostrado que no solo es posible regenerar el tras un infarto, sino también restaurar otros órganos vitales como pulmones, hígado e incluso la vista.

Un corazón que se reconstruye a sí mismo. Fuente: Freepik.
Un corazón que se reconstruye a sí mismo. Fuente: Freepik.

Hoy, millones de personas en todo el mundo viven con insuficiencia cardíaca, una condición que afecta al 3% de la población global y que a menudo resulta en hospitalizaciones recurrentes y un deterioro significativo de la calidad de vida. Pero la ciencia está dando pasos revolucionarios hacia la creación de tratamientos que podrían revertir estos efectos, devolviendo al corazón su vitalidad original.

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En la naturaleza, algunos animales como las salamandras y los peces cebra poseen una capacidad extraordinaria: regenerar partes de su cuerpo, incluidos órganos vitales como el corazón. Aunque los humanos carecen de esta habilidad, científicos de todo el mundo están estudiando cómo replicar estos procesos naturales para reparar órganos dañados.

Un corazón que se reconstruye a sí mismo. Fuente: Freepik.
Un corazón que se reconstruye a sí mismo. Fuente: Freepik.

Peter Schultz, director ejecutivo de Scripps Research, describe este horizonte como una posibilidad de no solo sanar, sino rejuvenecer los órganos: "Si nuestros tratamientos funcionan, podríamos revertir el daño cardíaco y en el futuro, incluso rejuvenecer un corazón de 70 años para que funcione como uno de 40".

Avances prometedores en regeneración cardíaca

Uno de los enfoques más avanzados es el uso de células madre. Investigadores como Chuck Murry, de la Universidad del Sur de California, están desarrollando métodos para trasplantar estas células al corazón, promoviendo la creación de tejido muscular nuevo. Ensayos en animales, como monos macacos, han demostrado que es posible recuperar la capacidad de bombeo cardíaco.

Sin embargo, este método presentó inicialmente un desafío: las células jóvenes generaban arritmias al latir descoordinadamente. Gracias a avances en edición genética y medicamentos antiarrítmicos, el equipo de Murry logró controlar este problema, acercándose cada vez más a ensayos clínicos en humanos, previstos para 2026.

Otra técnica emergente, liderada por Mauro Giacca de King’s College de Londres, utiliza microARN para estimular la regeneración de células cardíacas supervivientes al infarto. En pruebas con cerdos, esta terapia mostró mejoras en la función del bombeo y reducciones en el tejido cicatricial. Giacca trabaja en optimizar la administración mediante nanopartículas, similares a las usadas en vacunas de ARN mensajero.

Un corazón que se reconstruye a sí mismo. Fuente: Freepik.
Un corazón que se reconstruye a sí mismo. Fuente: Freepik.

Creación de corazones completos

Más allá de reparar, la ciencia también busca construir corazones. Doris Taylor, experta en biología celular, está desarrollando corazones cultivados en laboratorio a partir de células madre de pacientes. Utilizando un andamio estructural de corazones porcinos, Taylor planea personalizar estos órganos para que sean perfectamente compatibles con los receptores humanos. Se espera que las primeras pruebas en humanos comiencen dentro de cinco años.

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Estos avances marcan el inicio de una nueva era en la . Al pasar de tratar síntomas a regenerar órganos, la ciencia no solo mejora la calidad de vida, sino que ofrece una segunda oportunidad para millones de pacientes. La medicina regenerativa no es solo una promesa, es una revolución en marcha que redefine los límites de lo posible.

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