Los cuerpos de agua de nuestro planeta albergan criaturas impresionantes que desafían la imaginación. Entre los peces gigantes destacan los que alcanzan tamaños colosales, desde el tiburón ballena, el mayor de todos, hasta el legendario pez remo y el robusto tiburón peregrino. Estos peces no solo fascinan por su tamaño, sino que cumplen roles ecológicos clave al mantener el equilibrio en los ecosistemas acuáticos.
A pesar de su tamaño y su relevancia en la naturaleza, Nick A. Romero H., Biólogo y educador ambiental, manifiesta que muchos de estos peces están en peligro debido a la actividad humana. El tiburón ballena, por ejemplo, ha sido clasificado en peligro de extinción. Este gigante, que puede alcanzar hasta 20 metros, se alimenta filtrando grandes cantidades de agua para consumir plancton y pequeños peces y habita en aguas tropicales y templadas. Sin embargo, su número ha disminuido drásticamente debido a la pesca y el cambio climático.
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El tiburón peregrino, de hasta 19 metros, también está en la misma problemática. Este pacífico coloso del Atlántico Norte y el Mediterráneo filtra plancton en aguas frías, pero su sobreexplotación ha puesto su supervivencia en riesgo. Otro pez fascinante es el pez remo, conocido por su impresionante longitud de hasta 17 metros.
El pez remo habita en las profundidades y es más visible tras las tormentas. Aunque su estado de conservación es “de menor preocupación,” su hábitat y modo de vida lo hacen vulnerable a los cambios del océano.
Desafíos para la conservación
Las amenazas que enfrentan estos peces no solo incluyen la sobrepesca, sino también la captura incidental en redes pesqueras. Esto es especialmente preocupante para especies como el tiburón blanco y la manta raya gigante, cuya conservación es crítica debido a sus roles en el control de poblaciones marinas.
En agua dulce, la beluga y el pirarucú, que habitan en ríos y lagos de Eurasia y Sudamérica, también enfrentan problemas. La beluga, pez anádromo que puede medir 4 metros, está en “peligro crítico” debido a la sobrepesca y la recolección de sus huevas para el caviar. El pirarucú, en tanto, se encuentra amenazado por la pesca excesiva y la destrucción de su hábitat.
A nivel global, los peces grandes cumplen roles fundamentales: son reguladores de las cadenas alimenticias y de la biodiversidad marina y fluvial. La desaparición de estos peces, por tanto, significaría el desequilibrio de sus ecosistemas. Ejemplos como el mero Goliat, el pez luna y el tiburón toro evidencian la urgente necesidad de implementar regulaciones que no solo eviten la pesca indiscriminada, sino que también protejan los hábitats críticos.
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Estos “gigantes vulnerables” no solo son símbolos de la majestuosidad del mundo acuático, sino también recordatorios de la necesidad de cuidar nuestros océanos y ríos.