Esta semana se celebró el Día Mundial de la Papa, una iniciativa de la Asamblea General de las Naciones Unidas para destacar la importancia de este tubérculo milenario en la alimentación global. Originaria de los Andes en Sudamérica, la papa fue introducida en Europa en el siglo XVI y ha llegado a ser un cultivo esencial en diversas culturas y economías.
La papa es uno de los cultivos más importantes del mundo, consumido por aproximadamente dos tercios de la población mundial. Su capacidad para crecer en diversas condiciones climáticas y su resistencia a la sequía, el frío y las tierras áridas la convierten en un alimento crucial en estrategias para garantizar alimentos accesibles y nutritivos. Además, este alimento tiene un bajo impacto ambiental, lo que la hace una opción viable y sostenible para muchas comunidades.
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¿Qué beneficios aporta la papa?
Más allá de su alto contenido en almidón, las papas son una excelente fuente de micronutrientes esenciales. Contienen vitamina C, potasio, vitamina B6, hierro y ácido fólico, y son bajas en calorías, sin grasa, colesterol ni sodio. Una papa mediana, de aproximadamente 155 gramos, contiene solo 145 calorías, lo que la convierte en un alimento adecuado para una dieta equilibrada.
Uno de los beneficios menos conocidos de este alimento es su capacidad para aliviar erupciones, quemaduras e irritaciones en la piel. El jugo de papa tiene propiedades antiinflamatorias que lo hacen efectivo en el tratamiento de estas afecciones cutáneas. Al aplicarlo sobre la piel, puede calmar el enrojecimiento, reducir la hinchazón y acelerar el proceso de cicatrización.
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¿Cómo consumir la papa de manera más saludable?
El método de preparación de las papas influye significativamente en su valor nutricional. Expertas como Aracelly Bravo, docente de Nutrición y Dietética de Perú, recomiendan hervir o cocinar al vapor las papas, y luego enfriarlas, aumenta su contenido de almidón resistente, lo cual es beneficioso para la salud digestiva. Es recomendable evitar las preparaciones fritas y los aditivos grasos como la mantequilla o la crema, que aumentan significativamente la ingesta calórica.