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Pocas plantas pueden igualar al amaranto en términos de beneficios nutricionales. Originaria de América Latina y conocida también como “bledo”, esta planta milenaria no sólo es resistente a la sequía y adaptable a diversos climas, sino que también destaca por su impresionante contenido de vitaminas, minerales, aminoácidos y proteínas.
El amaranto, perteneciente a la familia Amaranthaceae, se ha consumido desde tiempos ancestrales por sus propiedades nutritivas. Su valor va más allá de la simple alimentación, siendo considerado un alimento sagrado por civilizaciones mesoamericanas debido a su capacidad para proporcionar una nutrición completa.
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¿Qué beneficios aporta el amaranto?
El amaranto es reconocido por su alto contenido de calcio, incluso superando a la leche en este aspecto, lo que lo convierte en una excelente opción para fortalecer los huesos y prevenir condiciones como la osteoporosis. Además, es rico en proteínas de alta calidad, fibras, ácidos grasos esenciales como el ácido linoleico y antioxidantes como la vitamina E y el escualeno, que pueden contribuir a la reducción del colesterol y al fortalecimiento del sistema inmunitario.
Además de su impresionante perfil nutricional, el amaranto contiene lisina, un aminoácido esencial que es escaso en otros granos, lo que hace que sus proteínas sean de alta calidad, según un estudio realizado por científicos en la Universidad Nacional de La Plata en Argentina. Su contenido en fibras solubles e insolubles ayuda a mejorar la digestión y a mantener un sistema digestivo saludable, mientras que los antioxidantes presentes en esta planta ayudan a combatir los radicales libres y a prevenir enfermedades crónicas.
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¿Qué usos tiene el amaranto?
Este pseudocereal sin gluten puede encontrarse en forma de granos, harina o semillas, siendo utilizado en la cocina para preparar desde panes y pasteles hasta ensaladas y batidos. Su versatilidad y beneficios nutricionales lo hacen ideal tanto para personas que buscan una dieta libre de gluten como para aquellos que desean aumentar su ingesta de nutrientes esenciales de manera natural.
- En ensaladas: Agrega granos de amaranto cocido a tus ensaladas verdes para darle un toque crujiente y nutritivo.
- En batidos y yogures: Mezcla granos de amaranto en batidos de frutas o espolvorea sobre yogures para aumentar su contenido proteico y de fibra.
- Como cereal caliente: Cocina el amaranto con agua o leche (vegetal o de vaca) para crear un cereal caliente similar a la avena, añadiendo tus frutas o miel favoritas para un desayuno nutritivo.
- En guisos y sopas: Añade granos de amaranto a guisos y sopas para aumentar su valor nutricional y agregar textura.
- Como sustituto de arroz o quinoa: Usarlo como acompañamiento de platos principales.
- En productos horneados: Utiliza harina de amaranto para hornear panes, galletas o pasteles sin gluten, ideal para personas con sensibilidad al gluten.
- Como snack saludable: Tuesta granos de amaranto en seco y agrégalos a mezclas de frutos secos y semillas para un bocadillo nutritivo.
- En recetas tradicionales: Explora recetas tradicionales de América Latina que incorporan amaranto, como atoles, tamales o incluso en postres como arroz con leche.