Es un hecho cotidiano, dirigirnos a otra habitación con un propósito claro y al llegar, olvidarnos completamente lo que íbamos a hacer. Este tipo de lapsus ha generado numerosos mitos, pero el reconocido especialista en Neuropsicología Clínica, Saúl Martínez-Horta, de Barcelona, España, ha explicado la verdadera razón detrás de este fenómeno.
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El especialista sostiene que estos olvidos están relacionados con un proceso conocido como memoria prospectiva, que nos permite recordar intenciones y tareas futuras. En este proceso, el hipocampo, la región del cerebro responsable de la formación de nuevos recuerdos, juega un papel clave.
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Sin embargo, el hipocampo no actúa solo. La corteza prefrontal, encargada de las funciones ejecutivas como la planificación y la toma de decisiones, también interviene. Cuando estas áreas no se activan de manera sincronizada, se produce el olvido momentáneo.
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La memoria prospectiva, aquella que nos permite recordar intenciones y tareas futuras, puede verse afectada por diversos factores. El experto en Neuropsicología Clínica, señala que existen condiciones que aumentan la probabilidad de experimentar olvidos momentáneos. Uno de los principales factores es el estrés. Cuando el cerebro detecta una situación de peligro o está sometido a una gran presión, prioriza las respuestas relacionadas con la supervivencia, dejando en segundo plano otras funciones cognitivas. Como resultado, ciertos recuerdos pueden desvanecerse temporalmente.
Otro aspecto clave es la multitarea. Realizar varias actividades simultáneamente sobrecarga la corteza prefrontal, la región encargada de la organización y la toma de decisiones. Esta sobrecarga dificulta la gestión eficiente de la información, aumentando la probabilidad de que olvidemos lo que íbamos a hacer.
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Por último, la falta de atención es un desencadenante común de estos lapsus. Una distracción momentánea interrumpe el proceso de almacenamiento de la información, impidiendo que el cerebro la recupere cuando la necesitamos. En muchas ocasiones, esto sucede porque nuestra mente está enfocada en otros estímulos, lo que evita que consolidemos correctamente el recuerdo de la tarea que teníamos en mente.
Comprender estos factores permite tomar medidas para minimizar los olvidos cotidianos, como reducir el estrés, evitar la sobrecarga de tareas y entrenar la atención plena en las actividades diarias.
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¿Un signo de alerta?
Así mismo, Martínez-Horta destaca que estos olvidos son normales y no necesariamente indican un problema de salud. Sin embargo, si ocurren con una frecuencia excesiva o afectan el desempeño diario, es recomendable consultar a un especialista.
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