El insomnio es uno de los grandes pesares de nuestro siglo, que afecta a muchísimas personas de todo el mundo, debido a una serie de problemas psicológicos como lo son la ansiedad y la depresión, así como por otros factores.
Lo cierto es que de acuerdo con datos aportados por la Sociedad Española de Neurología (SEN), entre un 25 y un 35% de la población adulta de dicho país padece insomnio transitorio y entre un 10 y un 15%, unos cuatro millones de personas, sufre de insomnio crónico.
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El insomnio crónico puede tener graves consecuencias para la salud física y mental, con una disminución del rendimiento cognitivo y laboral, gran irritabilidad, ansiedad y depresión. Además, puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, metabólicas y trastornos psiquiátricos.
Hay que decir que en los últimos días se ha descubierto una forma natural de remediarla, como lo es una mejora en la actividad sexual.
El método y las conclusiones del estudio
En los últimos días, un grupo de investigadores que fueron comandados por la doctora Carlotta Florentine Oesterling, reclutaron a unas 256 personas para estudiar el efecto que el sexo tiene en el sueño.
Cada uno de estos participantes tuvieron que responder un cuestionario sobre temas relacionados con sus características demográficas, salud mental o trastornos del sueño, disfunción sexual, medicación y consumo de alcohol o cafeína. Entre las preguntas también se incluía un cuestionario acerca de cómo los participantes percibían retrospectivamente la relación de la actividad sexual (incluidas las relaciones sexuales y la masturbación con y sin orgasmo) con el tiempo que les costaba dormirse y la calidad del sueño.
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Luego, durante unos 14 días, estos postulantes recibieron un correo electrónico con un link a una encuesta que tenían que contestar nada más levantarse sobre su consumo de alcohol, menstruación y eventos inusuales en las últimas 24 horas que podrían haber influido en el sueño. Los participantes también indicaron si habían tenido actividad sexual o no, en los que tenían que agregar ciertos detalles privados.
Por último, los datos fueron recopilaron en un artículo titulado “The influence of sexual activity on sleep: A diary study” (La influencia de la actividad sexual en el sueño: un estudio diario), publicado en la revista Journal of Sleep Research. Las conclusiones revelaron que el sexo en pareja y la masturbación con orgasmo se perciben como una reducción en el tiempo necesario para conciliar el sueño y aumentan la calidad del mismo tanto en hombres como en mujeres.
Sin embargo, los resultados reales del estudio difirieron ligeramente con respecto a las percepciones, ya que si bien el sexo en pareja con orgasmo sí que redujo el tiempo para conciliar el sueño y mejoró la calidad del mismo, la masturbación con orgasmo no tuvo ningún efecto sobre el sueño. Además, el sexo en pareja y la masturbación sin orgasmo no influyeron en el sueño. Es por ello que los autores del estudio concluyeron que es necesario continuar con la investigación y ampliar la muestra de sujetos debido a que la sexualidad se entiende de manera diferente en todas las culturas.