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La sordera, una condición que afecta la capacidad auditiva de una persona, no solo implica desafíos en la comunicación, sino también puede tener un impacto significativo en la salud mental. Entender y abordar estos aspectos es crucial para mejorar la calidad de vida de las personas sordas. Acá, gracias a la WEBPSICOLOGOS exploramos algunos puntos clave a tener en cuenta sobre la salud mental en personas con sordera.
Estudios recientes indican que la pérdida auditiva, especialmente cuando no es tratada adecuadamente, puede aumentar la probabilidad de desarrollar problemas de salud mental. La ausencia de tratamiento adecuado conlleva a una serie de desafíos emocionales y psicológicos, mientras que aquellos que utilizan dispositivos auditivos como audífonos profesionales suelen mantener una mejor salud mental.
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Impacto psicológico de la sordera
Las personas sordas pueden enfrentar una serie de desafíos emocionales y psicológicos, entre los que se incluyen:
- Aislamiento social y depresión: La falta de audición puede conducir a una reducción significativa en las interacciones sociales, lo que a su vez puede provocar sentimientos de aislamiento. Esta situación es un caldo de cultivo para la depresión, especialmente en personas que no utilizan ayudas auditivas. Según el Consejo Nacional sobre el Envejecimiento, las personas que no tratan su pérdida auditiva tienen mayores probabilidades de sufrir depresión en comparación con aquellas que usan dispositivos auditivos.
- Fobia social y trastornos de personalidad: La pérdida auditiva no tratada puede evolucionar hacia la fobia social y en casos extremos, desarrollar trastornos compulsivos obsesivos o de personalidad. Situaciones sociales desfavorables y la falta de apoyo adecuado pueden agravar estos problemas, llevando a estados depresivos severos.
Factores cognitivos y emocionales
La salud mental de las personas sordas también está influenciada por varios factores cognitivos y emocionales:
- Pocos vínculos sociales: La ausencia de relaciones sociales sólidas, especialmente entre padres e hijos, aumenta la probabilidad de aislamiento social y consecuentemente, de trastornos mentales. La falta de apoyo emocional y social es un factor crucial en la aparición de enfermedades mentales.
- Sobreprotección parental: En contraste, la sobreprotección de los niños sordos puede ser igualmente perjudicial. La falta de exposición a la realidad y la excesiva protección pueden dificultar el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, provocando problemas cuando se enfrentan al mundo exterior.
- Dificultad para interactuar: Las barreras comunicativas complican la socialización desde una edad temprana. La dificultad para interactuar y establecer relaciones puede perpetuarse en la adultez, aumentando la vulnerabilidad a enfermedades mentales.
- Desarrollo social y emocional: La falta de audición puede afectar el desarrollo cognitivo y social, dificultando el control de impulsos, la expresión de sentimientos y emociones y la empatía hacia los demás. Estos desafíos pueden conducir a problemas de comportamiento y autoestima.
- Errores en el diagnóstico: Las barreras de comunicación también pueden resultar en diagnósticos incorrectos. El uso del lenguaje de señas es crucial para asegurar una comunicación efectiva entre pacientes y profesionales de salud, evitando así diagnósticos erróneos que pueden agravar el problema.
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Abordar la salud mental de las personas con sordera requiere un enfoque integral y adaptado a sus necesidades específicas. La combinación de servicios accesibles, profesionales capacitados y un entorno inclusivo puede marcar una diferencia significativa en su bienestar emocional y mental. Es fundamental que tanto la sociedad como los sistemas de salud se comprometan a eliminar las barreras y proporcionar el apoyo necesario para garantizar que las personas sordas puedan vivir vidas plenas y saludables.
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