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Las adicciones son un problema de salud pública que afecta a millones de personas en todo el mundo. Desde sustancias como el alcohol y las drogas, hasta comportamientos como el juego y el uso excesivo de internet, las adicciones pueden tener consecuencias devastadoras tanto para los individuos como para la sociedad en su conjunto.
Una adicción es una enfermedad crónica y recurrente del cerebro que se caracteriza por la búsqueda y el uso compulsivo de una sustancia o la realización de un comportamiento, a pesar de las consecuencias negativas. Las adicciones afectan el sistema de recompensa del cerebro, alterando la forma en que las personas experimentan el placer y el control de sus impulsos.
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Los factores que contribuyen al desarrollo de una adicción son complejos e incluyen una combinación de genética, ambiente y factores psicológicos. La exposición prolongada a una sustancia o comportamiento adictivo puede cambiar la estructura y la función del cerebro, lo que dificulta enormemente el proceso de recuperación.
El tratamiento de las adicciones es un proceso complejo que a menudo requiere una combinación de terapias médicas, psicológicas y sociales. Según Javier Romero, Licenciado en Psicología por la Universidad de Murcia, los enfoques de tratamiento pueden incluir cuatro fases claramente diferenciadas:
- Fase 1: Desintoxicación
La desintoxicación es el primer paso en el tratamiento de la adicción y se centra en eliminar físicamente la sustancia adictiva del cuerpo. Aunque esta fase suele generar miedo en las personas drogodependientes, es una de las más sencillas en términos de procedimiento: consiste en cesar el consumo de la sustancia y "limpiar el cuerpo".
Esta fase requiere supervisión médica y puede realizarse de manera ambulatoria, en un centro de desintoxicación o en una unidad hospitalaria, con una duración aproximada de 15 días, dependiendo de la sustancia.
- Fase 2: Deshabituación
Mientras que la desintoxicación se ocupa del aspecto físico de la adicción, la fase de deshabituación se enfoca en la parte psicológica. El objetivo es eliminar la dependencia psicológica, no la sustancia en sí misma. En esta fase, se combina el tratamiento médico con atención psicológica individual y grupal, terapias ocupacionales y la creación de nuevos hábitos.
- Fase 3: Rehabilitación
Una vez que el paciente ha aprendido a no depender de la sustancia, es necesario ayudarlo a rehabilitarse como persona. La adicción a largo plazo suele llevar al abandono de hábitos saludables, relaciones familiares rotas, entornos sociales desestructurados y estilos de vida disfuncionales.
Durante esta fase, se trabaja para ayudar al paciente a cambiar sus hábitos y rehabilitarse como un ciudadano capaz de enfrentar la vida sin recurrir a las drogas. Esta es la fase más prolongada del tratamiento y generalmente se inicia en el centro de desintoxicación y continúa con el paciente fuera del centro, en tratamiento ambulatorio con grupos de ayuda mutua, terapias individuales y seguimientos en unidades de conductas adictivas. Es común que ocurran recaídas durante esta fase, por lo que es crucial estar atento y reactivar todos los sistemas aprendidos en las fases anteriores para evitar que el paciente regrese al punto de partida.
- Fase 4: Reinserción
La reinserción a menudo se superpone con la fase de rehabilitación. El propósito es que el paciente recupere la normalidad en su vida laboral, social y familiar y sea considerado nuevamente como un ciudadano con todos sus derechos y deberes. Esta fase se realiza de forma ambulatoria o en algunos casos, en pisos tutelados.
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Las adicciones son una crisis silenciosa que afecta a todos los niveles de la sociedad. Reconocer las adicciones como una enfermedad tratable y proporcionar los recursos necesarios para la prevención y el tratamiento es fundamental para reducir su impacto devastador. Con un enfoque integral que incluye educación, tratamiento y apoyo comunitario, es posible ayudar a las personas a superar sus adicciones y construir una vida saludable y productiva.
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