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Beber vino tinto puede parecer una buena idea en medio de un almuerzo familiar o como método de relajación tras un día agotador. Sin embargo, poco después de haber tomado una copa, algunas personas experimentan fuertes dolores de cabeza.
En el pasado se culpaba a los taninos, los sulfitos y las histaminas. Ahora, tras analizar una docena de compuestos presentes en el vino tinto, los resultados de un equipo de investigadores de la Universidad de California apuntan a otro culpable: la quercetina, un compuesto natural presente en la piel de la uva.
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La quercetina, un flavonoide presente en varias frutas y verduras, se transforma en el torrente sanguíneo en una forma llamada glucurónido de quercetina. Si bien se considera un antioxidante saludable, el estudio identificó que cuando es combinado con el alcohol podría ser problemático para algunas personas.
Este proceso puede llevar a la acumulación de acetaldehído, una toxina inflamatoria que en grandes cantidades puede provocar síntomas como rubor facial, dolor de cabeza y náuseas, según Andrew Waterhouse, profesor emérito de la Universidad de California.
Curiosamente, este efecto es parecido al provocado por un medicamento recetado a alcohólicos llamado disulfiram, que acumula la misma toxina en el cuerpo. Así mismo, aproximadamente el 40% de la población de Asia oriental tiene una enzima que no descompone eficientemente esta toxina, lo que explica por qué experimentan dolores agudos de cabeza tras consumir vino.
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De igual manera, los científicos destacan que el vino tinto tiene niveles mucho más altos de quercetina en comparación al vino blanco y otras bebidas alcohólicas. Además, estos niveles pueden variar dependiendo del proceso de elaboración.
Ferran Centelles, un sumiller de renombre, también señala que otros compuestos en el vino, como los sulfitos y aminas biógenas, podrían contribuir al malestar. La histamina, tiramina y acetaldehído, presentes en el vino, podrían desencadenar migrañas en pacientes propensos, incluso si se consumió vino con modestas cantidades de quercetina.
Aunque el misterio de los dolores de cabeza después de beber vino continúa, esta investigación arroja luz sobre la posible explicación científica detrás de esta experiencia. El siguiente paso de los científicos de la Universidad de California será llevar a cabo pruebas científicas en personas propensas a estos dolores de cabeza para validar estas observaciones, comparando los vinos tintos que tienen niveles altos de quercetina con los que tienen niveles menores.
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