Cargando una imagen de la Virgen de Guadalupe como muestra de fe, pero también con un machete y gas pimienta, como muestra de la inseguridad que se vive en el país, así fue cómo llegaron José Luis Rojas y su amigo Jorge Serrano a la Basílica de Guadalupe, desde la ciudad de Puebla, para cantar las mañanitas a la Virgen.
Después de caminar desde la mañana del domingo pasado hasta la tarde del miércoles 11 de diciembre, cansado, con la piel dorada por el sol y con las suelas de sus zapatos desgastadas, pero con la fe intacta, José Luis contó que dichas herramientas de defensa las lleva por seguridad, pues durante los 30 años que tiene de visitar el recinto religioso en la alcaldía Gustavo A. Madero, para agradecer un año más de vida a la “Reina de México” en su día, ha vivido asaltos durante su peregrinar.
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Ir a celebrar a la Virgen, un peligro que afrontan los peregrinos
Tras narrar que únicamente gastó 350 pesos en su travesía y que pasaban las noches en donde el cansancio los vencía, José Luis relató que el diciembre previo a la pandemia por Covid-19, fue víctima de un par de sujetos que en la zona montañosa de Santiago Xalitzintla lo despojaron de dinero, de un teléfono celular y de una pequeña alforja en la que guardaba ropa y sus artículos de higiene personal.
“Esa vez me tocó venir solo, siempre camino con una o dos personas, amigos o familia, máximo tres para cuidarnos, pero esa vez por equis cosa venía yo solo, ya andaba preparando las cobijas cuando se me acerca un fulano y luego el otro y pues ya (…) que Dios los bendiga, uno lo hace por fe”, recordó Rojas González, de 45 años, mismo que asegura no prepararse físicamente para la caminata de unos tres días, pues dice que su trabajo como albañil lo dota a diario de la “condición” necesaria para llegar al corazón del país.
El hombre dijo que en su camino le ha tocado encontrar a muchas personas que le ayudaron con unas monedas o con alimentos, pero que también le ha tocado vivir momentos amargos, y asegura que los peregrinos no están exentos de asaltos.
“Está canijo, uno nunca sabe, por eso siempre cargo con algo de protección, en este caso el gas pimienta y el machete”, reveló el poblano que alterna su trabajo en la construcción con la plomería, pintura y electricidad.
Orgulloso y con una emoción que no pudo ocultar, llegó a hasta la entrada del templo con la imagen de la Guadalupana de 12 kilos en su espalda, retiró su gorra azul, se santiguó y bajó la imagen que cargaba en un mueble tubular que él mismo diseñó, al que le adaptó espacios para transportar cobijas, un bastón y un morral con vendas, analgésicos, alcohol, hilo y agujas.
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Como él, miles y miles de creyentes en la Calzada de los Misterios formaron ríos de fe que desfogó en la Plaza Mariana, en donde algunos prepararon casas de campaña en las qué pernoctarían, al tiempo que otros tantos se recuperaban de los distintos caminos que recorrieron a pie, en bicicleta y hasta en caballos.
A medida que avanzaba la tarde, la venta de veladoras y rosarios se hizo presente, mientras varias familias pagaban mandas regalando alimentos, bebidas y rosarios el día de la “Morenita del Tepeyac”, que este 2024 recibió la visita de mas de 11 millones y medio de feligreses.
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