La salud intestinal es fundamental para el bienestar general, y entender la diferencia entre y probióticos puede ser clave para mantener un sistema digestivo saludable. Ambos juegan roles importantes pero distintos en la microbiota intestinal, y juntos pueden mejorar significativamente la salud digestiva.

¿Qué es un probiótico?

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud. Estos microorganismos suelen ser bacterias como los lactobacilos y las bifidobacterias, pero también pueden incluir levaduras como la Saccharomyces boulardii.

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Para que un producto sea considerado un probiótico, debe cumplir con ciertos requisitos. En primer lugar, los microorganismos deben estar vivos al momento de su consumo. Si las bacterias o levaduras están inactivadas, el producto se denomina parabiótico o probiótico fantasma. Además, los probióticos deben estar presentes en cantidades suficientes, normalmente alrededor de mil millones de Unidades Formadoras de Colonias (UFC) por día. También es crucial que los probióticos seleccionados tengan un efecto demostrado sobre la salud, lo que requiere una identificación precisa de la cepa utilizada.

Los probióticos de cuarta generación representan un avance significativo en la tecnología, asegurando que las cepas probióticas lleguen vivas y con la capacidad de ejercer sus beneficios en el tracto gastrointestinal, donde deben actuar. Esto es esencial para maximizar sus efectos positivos.

¿Qué beneficios aportan los probióticos?

Los probióticos ofrecen una variedad de beneficios. Ayudan a excluir patógenos, facilitan la digestión de ciertos compuestos dietéticos, mejoran la función de la barrera intestinal y producen sustancias beneficiosas como vitaminas, neurotransmisores y ácidos grasos de cadena corta. Los alimentos fermentados como el yogur, el kéfir, el chucrut y el kimchi, aunque no se deben denominar estrictamente probióticos debido a la falta de especificidad de sus cepas, son saludables y aportan nutrientes beneficiosos durante su proceso de fermentación.

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¿Qué es un prebiótico?

El concepto de prebióticos es más reciente y fue popularizado por los investigadores Gibson y Roberfroid en 1995. Los prebióticos son compuestos no digeribles por los humanos que están presentes en la dieta y que estimulan el crecimiento o la actividad de ciertos microorganismos beneficiosos en el intestino. Actúan como el alimento de las bacterias buenas, apoyando su crecimiento y actividad.

Los prebióticos más comunes son las fibras solubles y fermentables, también conocidas como Carbohidratos Accesibles a la Microbiota (MACs). Ejemplos de estos incluyen fructooligosacáridos, inulina, galactooligosacáridos, pectinas, mucílagos y almidón resistente. Estos compuestos ayudan a que las bacterias beneficiosas produzcan sustancias como los ácidos grasos de cadena corta, que son cruciales para la salud intestinal.

¿Qué beneficios aportan los prebióticos?

Los prebióticos favorecen la producción de ácidos grasos de cadena corta y estimulan la actividad de las bacterias buenas de la microbiota intestinal. Al proporcionar el alimento necesario para estas bacterias, los prebióticos ayudan a mantener un equilibrio saludable en el intestino, lo cual es fundamental para la función digestiva y la salud general.

Los prebióticos se encuentran de manera natural en muchos alimentos como frutas, ajo, cebolla, alcachofa, garbanzos, habas y otras legumbres. Incluir estos alimentos en la dieta diaria puede potenciar la efectividad de un tratamiento con probióticos, creando un entorno óptimo para que las bacterias beneficiosas prosperen y mejoren la salud digestiva.

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