Demián Rodriguez tiene 20 años y un sueño: convertirse en luchador profesional. , una escuela de lucha libre ubicada en la colonia Granjas Valle de Guadalupe, en , Estado de México. En ese lugar, cuenta, ha encontrado una familia.

“Aquí se me ha dado el apoyo, la forma de . Yo estoy becado gracias a varios de los de aquí que me dieron para arriba… no llevo mucho que estoy aquí, pero yo los considero como mi familia porque me han apoyado en todo lo que tengo y lo que llevo”, señala.

La Arena del Valle fue inaugurada el 30 de septiembre del 2024 por Penta Zero Miedo, un luchador profesional originario de Ecatepec y actual estrella de WWE, la empresa de lucha libre más grande e importante a nivel internacional con sede en Estados Unidos.

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Ikaro, luchador y profesor de lucha libre impartiendo clases a niñas, niños y jóvenes en la Arena del Valle. Foto: David Martínez

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Durante el evento de inauguración, Penta contó que este espacio significa un sueño cumplido y quiere convertirla en un semillero de nuevos talentos para que niñas, niños y jóvenes de su comunidad cumplan sus aspiraciones.

Los vecinos de la arena, como Fanny Pérez, también celebran su apertura, ya que en esa zona hay pocos espacios públicos y recreativos, y la escuela ha sido de gran ayuda para los jóvenes.

“Pues es algo muy padre, porque saber que pues que es de Penta y que y saber cómo empezó también él y que es de aquí, pues aparte, pues le vino a dar mucha vida aquí a la colonia. Dentro de todo lo malo surgió algo bueno”, dice.

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Una familia “luchística”

Desde su apertura, la Arena del Valle ofrece clases para niñas, niños, adolescentes y jóvenes en una de las zonas con mayor percepción de inseguridad del país, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana realizada por el INEGI.

El lugar cuenta con varios profesores, todos ellos luchadores profesionales, que comparten la misma pasión por el ring. Ikaro, uno de los entrenadores con más presencia en la arena, dice que en cada sesión de dos horas participan 20 alumnos.

“Muchos de esos jóvenes crecen con ira acumulada… es difícil crecer aquí, pero sí se puede, todo deporte te ayuda a conocer ese tipo de cuestiones que a lo mejor en casa no se te pudieron aportar” reflexiona.

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Guerrero Nocturno, luchador y profesor de lucha libre corrigiendo un ejercicio a un alumno durante sus clases en la Arena del Valle. Foto: David Martínez

Guerrero Nocturno, luchador y profesor de lucha libre corrigiendo un ejercicio a un alumno durante sus clases en la Arena del Valle. Foto: David Martínez

Guerrero Nocturno, un luchador con una trayectoria de más de dos décadas sobre el ring, presume orgulloso que su labor va más allá del entrenamiento físico.

“Aparte de ser su profesor, me involucro un poquito, interactuó mucho con los papás en su aspecto laboral, ya sea escolar, moral, este, hasta espiritual y es cuando entra la palabra la familia luchística. Te empiezas a involucrar, tal vez no puedes solucionarles todos los problemas o la vida, pero sí apoyarlos en algo”, menciona.

Juventudes que luchan

Las personas que asisten a clases no sólo comparten la admiración por Penta, sino también un deseo de superación. Lo ven como un referente que, a pesar de crecer en un entorno difícil como Ecatepec, logró abrirse camino ante las adversidades para cumplir sus sueños.

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Dulce Soberbia es una joven luchadora de 24 años que entrena cuatro veces por semana, dos horas al día. Para ella, la lucha libre representa un lugar en el que puede sentirse segura, distraerse y olvidar las problemáticas de su entorno.

“Siempre me ha gustado la lucha libre desde chiquita pero me daba miedo entrenar, la verdad. Este, pero una vez que empecé, la verdad, me encantó y ya no, ya no salí de aquí”, menciona.

Antonio Tejeda tiene 19 años y desde niño ha sido fanático de la lucha libre. Además de entrenar varias horas a la semana, se prepara para ser paramédico. “Varios de mis ídolos en la lucha libre, como en este caso lo es Penta, en parte son un ejemplo, son una inspiración para mí para poder decir, me rifo”, expresa.

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Edgar Cano también entrena en la Arena del Valle. Él es un ingeniero de software y encontró en la lucha libre un hobby que le apasiona. “Me ha permitido reencontrarme con una pasión que yo tengo desde hace bastante tiempo y sobre todo me ha permitido pues demostrarme que a pesar de que tal vez para mí podría parecer tarde, no lo es”, comenta.

Ecatepec, donde viven la mayor parte de las y los alumnos, registró durante varios años un alto índice de feminicidios y desaparición de mujeres, por lo que en 2019 la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) declaró una alerta de violencia de género (AVG).

Algunos alumnos, cuentan los profesores, viven en condiciones complicadas, enfrentan contextos familiares muy difíciles o han superado problemas con la adicción a sustancias ilícitas.

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El deporte como terapia

Para quienes entrenan en la Arena del Valle, la lucha libre es más que una actividad física. Es una forma de terapia para superar momentos difíciles, como le ocurrió a Antonio tras ser víctima de una extorsión.

“Vaya, que del diario escuchas que desafortunadamente le quitaron la vida a tal persona, hubo cierto robo, se metieron a una casa habitación y desafortunadamente a mi me tocó vivir una extorsión…Todo esto es bastante liberador para mi, y lo veo también además de ser un deporte, lo veo como una terapia”, expresa Antonio.

Pese a las adversidades, Dulce, Edgar, Antonio y Demián aseguran que están dispuestos a “darlo todo” para convertirse en luchadores profesionales.

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Dulce Soberbia, alumna de la Arena del Valle entrenando en una clase con su profesor Ikaro. Foto: David Martínez

Dulce Soberbia, alumna de la Arena del Valle entrenando en una clase con su profesor Ikaro. Foto: David Martínez

“Me gustaría debutar este, en el Consejo Mundial de Lucha Libre y llegar a, a lo mejor después a New Japan… es como que un sueño que tengo y estaría super padrísimo”, menciona Dulce.

Edgar dice que está consciente que el camino no será fácil, pero está dispuesto a lograrlo con disciplina y dedicación.

“Sí me vería siendo luchador, pero eh soy consciente del sacrificio y el compromiso que requiere eh pues ser un luchador de verdad. Así que estoy dispuesto a dar ese sacrificio para eventualmente convertirme en luchador porque es una pasión que he tenido toda la vida”.

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Antonio sueña con poder debutar un día: “Realmente tengo, tengo esa chispa, tengo ese amor por la lucha libre de decir: voy a entrenar, me voy a rifar y voy a llegar lo suficientemente lejos como para poder tener una máscara y si no es una máscara un nombre que me identifique como luchador y poder debutar.”, piensa Antonio.

Demián sabe que el camino para lograr sus sueños no será fácil, pero tiene esperanza y confianza en que podrá conseguirlo.

“Quiero que se escuche mi nombre cuando esté luchando, que mi nombre se escuche en todos los lados de la República, en todos los lugares del mundo y que digan: ´ese luchador yo lo vi luchar alguna vez y es un luchadorzazo´”, expresó.

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*Este trabajo fue realizado sin fines de lucro para la Unidad de Investigaciones Periodísticas (UIP) de la Coordinación de Difusión Cultural UNAM, y publicado originalmente en la plataforma Corriente Alterna. Queda prohibida su reproducción total o parcial sin autorización previa de la UIP.

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