Todas las personas pasamos por varias etapas de un proceso llamado socialización y es el que nos permite adquirir valores, creencias, normas y conductas apropiadas a la sociedad de la cual formamos parte, sintetiza un artículo difundido por la Escuela Mexicana del Valle. Al respecto, señala que es un proceso que inicia en la niñez por lo que nuestro hogar, la familia, es el agente socializador por excelencia.
En este marco, un informe del Colegio Alemán Alexander von Humboldt (México) señala que es fundamental implicar a los niños desde pequeños en la realización de las diferentes labores, entre otras las tareas del hogar. El escrito destaca que con estas prácticas el niño se sentirá un integrante esencial y útil dentro del núcleo familiar y social, fomentándose su autonomía y resiliencia, algo que tendrá su impacto cuando sea una persona adulta.
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Rasgos adoptados de la niñez
Con base a lo señalado, desde el ámbito de la psicología remarcan que las personas que de niños no hacían nada en sus casas, poseen ciertos rasgos o comportamientos que pueden llegar a afectar sus relaciones e inclusión como miembro de la sociedad. De todos modos, aclara que estos patrones no se dan en todas las personas, pero son muy comunes y dan cuenta sobre cómo algunos hábitos de la niñez repercuten en el futuro.
La psicología pone el foco en seis rasgos que distinguen a la mayoría de las personas que de niños no colaboraban en las tareas del hogar. El primero de ellos es que son procrastinadoras y eso puede tener como raíz que durante su niñez no aprendieron la importancia de llevar a cabo las tareas día a día.
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En segundo lugar, la psicología remarca que quienes de niños no hacían nada en el hogar, ahora de grandes les cuesta trabajar en equipo. Además, aquellas tareas que no se aprenden durante la niñez se convierten en un misterio cuando llega el momento de hacerlas siendo adulto, y ese es el tercer rasgo que se distingue.
Otro rasgo que se observa en las personas adultas es que poseen dificultades para tomar la iniciativa y esto es analizado por la psicología como la falta de refuerzo de la autonomía cuando se era niño, algo que podría haberse dado al asignarle ciertas tareas a temprana edad.
En quinto lugar, la psicología afirma que quienes no aprendieron de niño a realizar ciertas tareas del hogar se convierten en personas dependientes. Por último, quienes de niño no colaboraban en los quehaceres de la casa tienden a no valorar el trabajo de los demás, algo que puede afectar sus relaciones personales.