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México, con su geografía única y cielos despejados, es un paraíso para los amantes de la astronomía. Desde montañas imponentes hasta desiertos surrealistas, el país ofrece destinos espectaculares para observar el universo. Aquí te contamos sobre cinco lugares imprescindibles para disfrutar de la magia del cielo nocturno.
Nevado de Colima, un balcón hacia las estrellas
Ubicado en Jalisco, el Parque Nacional Nevado de Colima es ideal para admirar el cosmos. Su gran altitud garantiza cielos despejados y una atmósfera pura. Lejos de las luces de la ciudad, el observatorio natural ofrece una experiencia tranquila y fascinante, perfecta para quienes buscan conexión con el universo.
Sierra Negra, hogar del Gran Telescopio Milimétrico
En Puebla, cerca del Pico de Orizaba, se encuentra la Sierra Negra, famosa por albergar el Gran Telescopio Milimétrico, el más grande de su tipo a nivel mundial. Aunque este impresionante instrumento no está abierto al público, las áreas cercanas son ideales para instalar telescopios portátiles y disfrutar del firmamento.
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Dunas de Yeso, un paisaje único para observar la Vía Láctea
En el Desierto de Cuatrociénegas, Coahuila, las Dunas de Yeso ofrecen un espectáculo astronómico incomparable. La superficie blanca del yeso refleja la luz estelar, creando un ambiente mágico para observar lluvias de meteoros y constelaciones. Además, el paisaje surrealista agrega un toque especial a la experiencia.
Faro de Mazatlán, donde el océano y el cielo se encuentran
En Sinaloa, el Faro de Mazatlán, situado en el Cerro del Crestón, combina vistas panorámicas del Pacífico con cielos despejados ideales para la astronomía. Su ubicación elevada y el sonido del mar convierten cada noche en un espectáculo único para admirar las estrellas.
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Pico de Orizaba, el techo de México para mirar el cielo
El Parque Nacional Pico de Orizaba, en Veracruz, es perfecto para quienes buscan explorar el cosmos a gran altitud. Con más de 5,000 metros sobre el nivel del mar, este volcán garantiza una atmósfera cristalina y cielos libres de contaminación lumínica. A pesar del frío nocturno, la vista del firmamento recompensa cualquier esfuerzo.
