La conexión entre la alimentación y la salud cerebral es innegable. Según la doctora Lisa Mosconi, neurocientífica de Harvard y autora de Brain Food, lo que comemos no solo influye en nuestro bienestar físico, sino también en la función cognitiva y la . Mosconi explica que los nutrientes obtenidos de la dieta llegan al cerebro, donde reponen reservas, activan reacciones celulares y forman parte del tejido cerebral. Sin embargo, ciertos alimentos pueden tener un efecto perjudicial, acelerando el deterioro cognitivo.

1. Alimentos ultraprocesados

Los ultraprocesados, como gaseosas, papas fritas, helados y pizzas, son comunes en la dieta moderna, pero tienen consecuencias negativas para la salud cerebral. Estos productos suelen contener altos niveles de grasas añadidas, sal y azúcar, mientras carecen de nutrientes esenciales como proteínas y fibra. Un estudio publicado en Neurology reveló que sustituir un 20% de alimentos ultraprocesados por opciones más saludables se asocia con una reducción del 34% en el riesgo de desarrollar demencia y del 39% en la probabilidad de demencia vascular.

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2. Azúcares

El consumo excesivo de azúcar también puede afectar negativamente al cerebro, especialmente al hipocampo, la región encargada de la memoria y la plasticidad cognitiva. La Asociación Estadounidense del Corazón sugiere que las mujeres limiten su ingesta diaria de azúcar a 25 gramos, mientras que para los hombres el límite es de 36 gramos. Además, edulcorantes artificiales como la sacarina o la estevia, aunque libres de calorías, pueden influir negativamente en la memoria si se consumen en exceso.

3. Frituras

Las frituras, como el pollo frito o las papas fritas, son otro enemigo de la salud cerebral. Estos alimentos contienen grasas saturadas y trans que pueden reducir el flujo sanguíneo al cerebro, limitando su capacidad para procesar y almacenar información. Estudios sugieren que consumir frituras con moderación, idealmente menos de una vez al mes, puede ayudar a proteger la memoria.

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4. Alcohol

El alcohol, consumido en exceso, representa un riesgo significativo para la memoria y la función cognitiva. Este hábito puede dañar las neuronas y aumentar la probabilidad de desarrollar enfermedades como la demencia. Según Harvard, limitar el consumo de alcohol es crucial para preservar la salud cerebral a largo plazo.

5. Edulcorantes artificiales

Finalmente, los edulcorantes artificiales presentes en productos dietéticos son otra amenaza. Aunque se comercializan como alternativas saludables al azúcar, su consumo regular podría tener un impacto negativo en la memoria. Si bien no aportan calorías, tampoco ofrecen nutrientes esenciales, y algunos estudios han vinculado su ingesta con un peor rendimiento cognitivo.

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