Texto de Einar Alvarado, jefe de capacitación de Sony México

En los últimos 15 años, los televisores han evolucionado de simples receptores de señal a , interactivos y profundamente integrados a la vida cotidiana.

Desde 2010, la industria ha vivido una revolución tecnológica marcada por avances en calidad de imagen, procesamiento cognitivo, conectividad y experiencia de usuario.

Uno de los cambios más evidentes está en la resolución. Pasamos del Full HD al 4K y posteriormente al 8K. Este progreso en resoluciones no solo mejora la nitidez, sino que permite aumentar el tamaño de las pantallas sin perder detalles gracias a la densidad de píxeles que aportan.

De receptor a cerebro del hogar: la era de las smart TVs. Imagen: especial
De receptor a cerebro del hogar: la era de las smart TVs. Imagen: especial

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Asimismo, como el HDR (High Dynamic Range) elevan el estándar visual. Con mayor contraste, negros más profundos y una gama cromática expandida, ver una película en casa ahora puede sentirse como una auténtica sala de cine.

La evolución de los paneles también ha sido crucial. Las tecnologías como OLED, QLED y Mini LED permiten brillos más intensos y un control de iluminación más preciso.

Cada una de estas tecnologías garantiza una experiencia inmersiva que intensifica la forma en que disfrutamos del entretenimiento, incluso tal cual fue concebido por los creadores de contenido.

De ver a interactuar: la pantalla como plataforma viva

Pero la innovación más disruptiva no está en los píxeles, sino en el cerebro detrás de ellos. Los nuevos procesadores de imagen ahora interpretan las escenas con una lógica similar a la percepción humana.

Detectan rostros, movimientos, zonas relevantes y ajustan color, sonido y contraste en tiempo real y si le agregamos las funciones inteligentes, ya no podemos decir que una pantalla es un simple dispositivo electrónico doméstico sino una plataforma interactiva donde el usuario navega habla, comparte y controla información. Un auténtico giro de 180 grados en el consumo audiovisual.

La integración de asistentes de voz, dispositivos móviles y sistemas de automatización han hecho que el televisor se convierta en el hub del hogar inteligente.

De receptor a cerebro del hogar: la era de las smart TVs. Imagen: especial
De receptor a cerebro del hogar: la era de las smart TVs. Imagen: especial

En México, esto ha impactado con fuerza y prueba de ello es el acceso masivo al streaming y las constantes sofisticaciones en la experiencia para gamers y aficionados a los deportes.

La inteligencia artificial tendrá un papel protagónico en el futuro de los televisores. Desde anticipar y adaptar el contenido al estado de ánimo del usuario hasta modificar la interfaz según quién esté viendo, se vislumbra una etapa de alta personalización y aprendizaje autónomo.

Ya no solo se tratará de sentir mas vívidas las imágenes y los sonidos sino de sentirse comprendido por el dispositivo.

El usuario actual tiene acceso a tecnologías que hace una década eran impensables. Ya no se busca una pantalla solo por la calidad de imagen, ahora ya se toma en cuenta el diseño, ecosistema, funcionalidad e integración con la vida diaria.

De receptor a cerebro del hogar: la era de las smart TVs. Imagen: especial
De receptor a cerebro del hogar: la era de las smart TVs. Imagen: especial

Y lo más novedoso es que la evolución tecnológica dejó de ser lineal y ahora es exponencial. Lo que antes tomaba una década ahora cambia en ciclos más cortos.

Hoy, el televisor es más que una pantalla, es el corazón visual, emocional y digital del hogar moderno.

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