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En tan solo un día, los usuarios de Internet publican 80 millones de fotografías en Instagram, envían 60 mil millones de mensajes de WhatsApp, suben 300 millones de fotografías a Facebook y tuitean 500 millones de tuits. Mientras que, en general, realizan más de 100 mil millones de búsquedas en Google.
Así, todo lo compartido, publicado o enviado, se convierte en grandes volúmenes de torrentes de datos (fotografías, videos, búsquedas, palabras y cifras) que se generan diariamente en el ciberespacio. Pero ¿cómo son procesados y utilizados esos datos?, ¿a quiénes les interesa recolectarlos?, ¿por qué lo hacen?, ¿tienen algún valor?, ¿para qué pueden ser útiles?
Yuval Noah Harari, historiador israelí, plantea en su libro Homo Deus (2016) que “la gente quiere, sencillamente, formar parte del flujo de datos, incluso si esto significa perder su privacidad, su autonomía y su individualidad”. Debido a que “el individuo se convierte en un minúsculo chip dentro de un sistema gigantesco que en verdad nadie acaba de entender [...] No sé muy bien dónde encajo en el gran programa de las cosas y cómo mis bits de datos se conectan con los bits producidos por otros miles de millones de humanos y ordenadores... Y, a medida que proceso más datos de manera más eficiente, contestando más correos electrónicos, efectuando más llamadas telefónicas y escribiendo más artículos, la gente que me rodea cada vez se ve inundada por más datos”, considera el especialista.
Harari plantea, desde una perspectiva futurista, una nueva era no tan lejana en la que los seres humanos tendrán que enfrentarse a nuevos retos debido al gran torrente de datos.
En ese entorno, la inteligencia se desconectará de la conciencia humana. Los algoritmos no conscientes, pero sí muy inteligentes, podrán conocernos mejor que nosotros mismos, dice Harari y asegura que el flujo incesante de datos va a desencadenar nuevas invenciones y disrupciones dentro de las cuales sobresale la posibilidad de experimentar un cambio radical de Big Data al grado de mutar al dataísmo o religión de los datos que: “sostiene que el universo consiste en flujos de datos, y que el valor de cualquier fenómeno o entidad está determinado por su contribución al procesamiento de datos”.
Si el dataísmo, según Harari, logra conquistar el mundo, se expandirá con la promesa de satisfacer las aspiraciones humanas de salud, felicidad y poder. Mientras que las personas tendrán la necesidad de procesar mayores cantidades de datos que rebasen la capacidad de la inteligencia humana, lo cual hará posible que los algoritmos informáticos tengan mayor autoridad que los humanos.
Ciencia de datos y Big Data. El doctor Gabriel Guerrero, matemático egresado de la UNAM y fundador de la consultora saXsa, compañía especializada en Big Data, expone en entrevista para Tech Bit, que el concepto de Big Data se entiende “como el manejo de grandes volúmenes de datos que tienen muy diversos formatos (variedad y distintos volúmenes) y se integran con la velocidad y calidad para obtener finalmente un valor”. Según Guerrero, la aparición de este nuevo ecosistema de procesamiento fue originado en 2004 por dos ingenieros de Google, Jeffrey Dean y Sanjay Ghemawat. Ese año se marcó el inicio de un nuevo paradigma en la manera de utilizar la información.
Al respecto, Isaac Aldana, Primary Storage Sales Specialist Enterprise para Dell EMC, expone que “los algoritmos han existido siempre y son pasos a seguir para llegar a un resultado. En el tema de los grandes datos, son un diferenciador dado que, con ellos, podemos darle valor a la información que se está generando. Nos ayudan a clasificar, agrupar, e incluso a diferenciar los datos. Estos algoritmos deben ser procesados... Tiene que existir una gran cantidad de procesamiento para ejecutar algoritmos que soporten millones de datos”.
¿Los algoritmos modelarán nuestra vida? Para el doctor Guerrero, han existido fenómenos disruptivos a lo largo de la historia de la humanidad que han cambiado el universo de la comunicación, de las relaciones entre las personas, entre otras cosas más. Por ejemplo, cuando surgió la electricidad cambió todo; cuando surgió la máquina de vapor también. Ahora, con el desarrollo de algoritmos informáticos predictivos, sucede algo similar, es decir, los especialistas hablan de un nuevo paradigma.
“Hoy en día, lo que se llama capacidad predictiva es poder anticipar algo. En el ser humano común lo que buscan los algoritmos es poder predecir sus gustos. Esto tiene que ver mucho con que, si yo me conecto a Netflix, este sitio me dice que acaba de sacar una serie que seguro me gustará. Es decir, sabe mis gustos. Ese es el poder predictivo que está basado en la Ciencia de datos”.
Al respecto, Raúl Morales, doctor en Filosofía con especialidad en Sistemas de Información y Tecnología Móvil y profesor del Tecnológico de Monterrey, expone que los algoritmos predictivos pueden influir bastante para consumir o comprar productos que realmente no son necesarios para las personas, por eso les interesan a los anunciantes y empresas.
Por eso, Isaac Aldana, de Dell EMC, enfatiza que se debe tener cuidado y distinguir cuándo los datos ayudan y cuándo perjudican. Y se pronuncia a favor de la consolidación de una organización de científicos de datos global que proponga cómo y con qué datos trabajar.
Cómo aprovechar los datos
La ciencia detrás
El doctor Gabriel Guerrero, de la UNAM, asegura que la sociedad organizada, como los jóvenes, pueden aprovechar los datos para lograr beneficios para la sociedad. “La verdadera importancia es que la gente sepa de algoritmos y de la Ciencia de los datos para generar valor. Por eso, es relevante que la sociedad haga uso de los datos y les saque provecho colectivo”, dice el especialista. Asimismo, Isaac Aldana plantea que existen iniciativas globales y una de ellas es Open Data o datos abiertos: movimiento a nivel mundial que según la Open Knowledge Foundation, persigue que determinados tipos de datos estén disponibles de manera libre para todo el mundo, sin restricciones de derechos de autor, de patentes o de otros mecanismos de control. En México los datos abiertos se están clasificando de manera oficial de datos.gob.mx, que presenta información de conjunto de datos y no de manera dinámica como lo haría un administrador de contenidos. Aunque, señala Aldana, existe una complicación ya que no toda esa información que se sube es validada en cuanto a su calidad, es decir, el creador de los datos es dueño de la información pero la calidad es tema que se debe revisar como ciudadanos y tecnólogos. “Por eso la responsabilidad de todos no es solo generar datos, sino también saberlos tratar”, finaliza
el especialista.
Aspectos importantes en la creación y tratamiento de los datos
En la actualidad hay muchos datos no estructurados (aquellos que tienen imágenes, audio y video) que requieren de un complemento más para que sean organizados, lo cual representa un problema a nivel mundial, según Isaac Aldana. El segundo problema es cómo mover esa información, hacia una tecnología de comunicación nueva. Es por eso que existen cinco pasos importantes durante este proceso:
1. Creación de los datos
2. Movimiento de los datos
3. Limpieza de datos
4. Aplicación de modelos matemáticos y estadísticos
5. Presentación de los datos en apps móviles o tableros de visualización
La posibilidad de una nueva religión de los datos
“Al analizar a las 20 personas más ricas del mundo, casi todas obtienen su riqueza de la información. Si estas personas, durante todo el ciclo de vida del universo quieren acumular riqueza, entonces verán cómo sacar más valor de los datos, para ser más ricos. Cuando hay un fenómeno de esta naturaleza aparece una nueva religión. Una serie de personas consideran que la materia prima son los datos y, por lo tanto, son promotores y apóstoles de datos. Por eso se le llama dataísmo”, señala el doctor Gabriel Guerrero.
Como el doctor Raúl Morales, muchos otros especialistas en el tema, consideran que en próximos años el Big Data “mutará a una religión de lo datos porque mucha gente está consiguiendo que cada vez más personas se vayan a analizar esos grandes volúmenes de información, cosa que casi no existe en México, pues hay muy pocos lugares donde se hace Ciencia de datos”.
Y es que las grandes empresas se han dado cuenta de que manejar los datos, procesarlos y analizarlos es muy conveniente para sus intereses comerciales.
“Hay personas que están evangelizando el término para que mucha gente se dedique a la ciencia de datos”, dice Morales.
En ese sentido, el citado historiador israelí, Yuval Noah Harari, opina que esto significa que los seres humanos desean fusionarse con el flujo de datos porque “cuando formas parte del flujo de datos, formas parte de algo mucho mayor que tú”. [...] Al equiparar las experiencias humanas a los patrones de datos, el dataísmo socava nuestra principal fuente de autoridad y sentido, y anuncia una tremenda revolución religiosa, como no se ha visto desde el siglo XVIII. [...] el dataísmo podría dejar de lado a los humanos al pasar de una visión del mundo homocéntrica a una visión del mundo datacéntrica”.
Finalmente, los especialistas coinciden en que la posibilidad de una religión de los datos es muy latente debido a la importancia y valor que están adquiriendo los datos que creamos diariamente. Sin embargo, consideran imposible que los algoritmos informáticos logren desplazar por completo a los seres humanos y controlen totalmente nuestras vidas.
Señalan que, en todo caso, se creará una nueva alianza entre entre máquinas inteligentes y humanos, pero sin que la máquina desplace al ser humano porque la conciencia y los sentimientos, características genuinas de la especie humana, tienen mayor peso y no existen algoritmos ni bases de datos con los que se puedan modelar los sentimientos humanos, todavía.