La mañana del 19 de septiembre de 1985 un sismo de 8.2 grados en la Escala de Richter sacudió de forma violenta cada rincón del Distrito Federal. Las calles se convirtieron en pasillos llenos de cal y escombros de los casi 300 edificios que se vinieron abajo en diferentes puntos de la capital. Desde hoteles hasta escuelas, un sinfín de construcciones se vieron dañadas por este terremoto que cambió el rostro de la Ciudad de México.