![La fotografía, Manuel Álvarez Bravo, Salvador Elizondo y yo (XIX)](https://www.eluniversal.com.mx/resizer/v2/MJV7VE6OSFCRNA3BOYO65KKZHE.jpg?auth=681d0c48b15708a1d2a280efcc2c2567dce9f3ed2d467e4b7a87a43ca62798b3&smart=true&width=370&height=267)
Don Manuel me concedió la cita anhelada y muy amablemente me recibió en su casa, vio mis fotografías, me hizo algunas críticas y elogios inmerecidos
Don Manuel me concedió la cita anhelada y muy amablemente me recibió en su casa, vio mis fotografías, me hizo algunas críticas y elogios inmerecidos
“Porfirio es mi cuate y lo estimo bien, fue mi compañero de banca en el Instituto México en quinto año de primaria (...)”
Salvador se sentaba en el balcón de la proa, frente al parque, para tomar el sol con su cuaderno y pluma fuente a mano
Con una puerta juntamos los dos departamentos y nuestra casa se convirtió en una especie de barco taller, yo me quedé en la proa y Salvador en la popa.
Solo, lejos de su familia, sometido a un régimen militar, sin entender el inglés, en un ambiente completamente desconocido, el niño aguanta...
Produce don Salvador ambiciosas películas, algunas, muy bien logradas y otras no tanto, a pesar de lo cual, se nota el esfuerzo de llevar al cine a buenos escritores
Sus fotos dan cuenta de su gran sensibilidad y buen gusto para capturar el ambiente de los lugares que visita y que hoy son testimonio invaluable de un México que se nos fue
Me contaba que su padre en su juventud fue un aven-turero que trabajó de lava-platos y office-boy en Nueva York, que se fue en un barco
A 15 años de la muerte del escritor, su viuda, la fotógrafa Paulina Lavista, habla de los objetos imaginarios que él trazó y que Javier García-Galiano reúne en un libro, de ediciones que quiere publicar y del archivo del autor de Farabeuf
Tenía yo 26 años de edad cuando lo fotografié sin que se percatara de mi presencia hasta que oyó el disparo de mi cámara