Hay que decirlo con todas sus letras: el gran pecado del actual gobierno es el manejo político de una emergencia que debió regirse por la ciencia y la tecnología. Y sin exageración alguna, la prohibición de pruebas y el menosprecio al uso de cubrebocas podrían ser juzgados como crímenes de lesa humanidad.

Las señales son inequívocas: el gobierno está de fuga, o de gira, es lo mismo; el gurú inentendible, reinventando la realidad, el país pintado de rojo, de alarma y de muerte. Y eso que lo peor está por venir