La segunda opción era regresar al esquema de pensiones de 1973, cuando se emitió la Ley del Seguro Social. Bajo esta modalidad, las y los trabajadores activos, de manera directa, tenían que mantener a quienes se jubilaban y podían llegar a tener pensiones equivalentes al 100 por ciento de su último sueldo. Pero ahora, como en 1997, cuando este modelo fue sustituido por el de cuentas individuales, este esquema resulta financieramente inviable.