Los que ayer decían que fue el Estado en el caso de Ayotzinapa, hoy se deslindan y pretenden borrar, como lo hicieron afuera del recinto del Senado, las huellas de la tragedia de los desaparecidos.

El gobierno de México no desaparece personas: lo hace la delincuencia.  Sin embargo, no se culpa al gobierno de ser el autor material ni intelectual, sino de haber sido indolente y tolerante frente a este fenómeno delincuencial.