A quienes amamos a México aún nos queda un destello de esperanza de que la razón poco a poco se imponga bajo el peso de la inexorable crudeza que tiene la realidad cotidiana.

Soy escéptico: ¿cuántos de los funcionarios actuales de Morena o de los pris, panes, perredés, se atienden con el médico que les toque en el IMSS o en ISSSTE? Adelanto mi respuesta: cerca de ni uno.