
Mutis: pasaporte
Álvaro charlaba, pero charlaba con la rara lucidez de los escritores que viven la verdadera vida, sin la anemia de quienes viven para escribir verdades.

Álvaro charlaba, pero charlaba con la rara lucidez de los escritores que viven la verdadera vida, sin la anemia de quienes viven para escribir verdades.

En las universidades de alto nivel nadie quiere ser director o jefe, mientras muchos en la UNAM sólo quieren ser eso, pues se gana más salario, tienen prebendas y la posibilidad de ascender en la alta burocracia.

El Comandante Supremo declaró que en su gobierno “no se censura a los periodistas”. Es cierto, no los censura porque lo prohibe la Constitución, por lo que debe limitarse a insultarlos, agredirlos, calumniarlos...

Para El Supremo, sumariamente, “el que insulta se degrada” y él no se degrada nunca. Bueno, algunas veces ha dicho “¡al carajo!”, pero sólo en circunstancias apremiantes

La revista Sentido Común acaba de lanzar una linda idea que consiste en convocar a la ciudadanía a escribirle al presidente cartas “como muestra de agradecimiento y despedida con el objetivo de visibilizar el sentir popular y preservar su legado”

Según el Humanismo Mexicano, la clase alta no tiene re-medio. Ni modo: “Ya se echaron a perder por la ambición al dinero, por la ambición al poder y eso los ofusca, eso los enajena”.

No deja de ser intrigante que hoy, cuando la sacudida Patria urde su camino electoral, la inasible X adquiera rango de símbolo y cifra, totem y tabú.

Fue asombroso que en esos tiempos una decena de hombres y mujeres laguenses se organizasen como “anónima sociedad”para leer y escribir literatura y discutir ideas.

Como ahora, en 1934 se argumentó que la educación incluye saber cómo funcionan los cuerpos. A diferencia de entonces, ahora la educación sexual tiene rango constitucional e incluye la perspectiva de género.

Tal cual: el joven Marx ya ha recetado que la transformación es irreversible y que los “nuevos mexicanos” estarán sometidos a ella a partir de agosto