Odiaba la clase de natación, más que la de química, pero mi doctor era condescendiente y con mi palabra le bastaba para darme una de sus recetas

El acto de cometer una verdadera locura se decanta poco a poco en la imaginación, se cocina a fuego lento

Cuántas cosas vamos dejando en el camino, muchas veces sin darnos cuenta, aunque tal vez por alguna de esas razones que no se alcanzan a percibir