Cuatro, dijo Vargas Llosa y Carlos Fuentes arregló su corbata, Julio Cortázar encendió un cigarrillo y Gabriel García Márquez se sobó la barbilla

Todos los personajes van quedando en el camino de la vida, menos la princesa María Aleksándrovna, que incluso sobrevive al caballo dorado, un hermoso corcel que llamaba la atención hasta de los escépticos.